
Conexión México
Por Ruby Soriano
La democracia morenista es una gran puesta en escena que durante este fin de semana confirmó que responde a la voluntad única del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La imagen que hace unos meses se difundió cuando el mandatario entregó un simbólico bastón de mando a la actual candidata presidencial Claudia Sheinbaum hoy confirma que sólo fue una gran farsa mediática.
La durísima disputa por la candidatura a la ciudad de México entre Omar García Harfuch (promovido por Sheinbaum) y Clara Brugada (alfil de los “duros” morenistas) quebró el llamado bastón de mando de una candidata que, si hoy no manda ni en su campaña, y que de ganar la presidencial, tampoco lo hará en el país.
La injerencia presidencial está firme y latente controlando y midiendo a quienes encabezarán las luchas para incrementar y mantener el control de gobiernos morenistas en el país.
Tras la gran simulación de la democracia interna en el partido de AMLO, lo más grave es develar que todas las campañas serán controladas, financiadas y vigiladas desde Palacio Nacional.
México mantiene como en los viejos tiempos al Presidente del país como un gran elector que medirá y acotará todos los riesgos para mantener su blindaje cuando “oficialmente” concluya su mandato.
Con este panorama, se vislumbra que el López-obradorismo ejercido por su propio creador pretende mantener el control de un país desde otro palco donde palomee y gire instrucciones sobre la toma de decisiones claves que incidan en el rumbo de México.
Alineados como borregos, los candidatos morenistas elegidos para encabezar las candidaturas a las nueve gubernaturas del país, dieron cátedra de simulación y apertura para una paridad de género que fue utilizada como un enclave que se acomodó para los intereses patriarcales de un partido que hasta el último momento utilizó a sus mujeres para acotar, controlar e imponer los intereses de los grupos afines y palomeados por el mandatario nacional.
Las rupturas, vendettas y venganzas internas surtirán efecto en los próximos meses, pues si bien se exhortó a la unidad, hoy es lo que menos queda en un partido que se aseguró de sumar la pedacería multipartidista que hoy empieza a cobrar facturas porque a última hora “no les cumplieron”.
El partido gobernante en el país expuso que su democracia interna se llama dedazo e imposición presidencial.
Las encuestas y la paridad de género morenista sólo fueron herramientas para consumar las designaciones que previamente se acordaron y palomearon desde Palacio Nacional.
La gran simulación morenista expuso la tentación del Presidente AMLO para consumar un mandato transexenal que evidenciaría lo que desde hoy se cocina en México: Una aberrante autocracia.
@rubysoriano @alquimiapoder
