Luis Fernando Soto

Un grito retumbó este domingo 19 de mayo durante la concentración de la Marea Rosa en Puebla, en defensa de la democracia y en apoyo a las y los candidatos de la oposición: ¡Fuera Morena!

Hombres y mujeres, entre los 30 y 70 años de edad, con sus hijos e hijas, niños y jóvenes primeros votantes que acompañaban a sus padres, integrantes de las llamadas clases medias, que observan con preocupación la imposición de un régimen autoritario.

La Marea Rosa tomó el primer cuadro del centro histórico de Puebla, con la llegada de 35 mil personas, de acuerdo con los organizadores.

Entre los asistentes, la memoria del último cuarto del Siglo XX mexicano, con un partido hegemónico y un presidencialismo a ultranza, que derivó en repetidas crisis económicas, empobrecimiento e injusticia.

Sobre la Marea Rosa de este domingo, también navegaba el deseo de una generación por mantener la alternancia democrática inaugurada en el año 2000, consolidar una economía de libre mercado y el rescate del Estado de Derecho.

Viejos deseos de los mexicanos que en este 2024 perdieron partido e ideología, para transformarse en pragmatismo político, en rechazo a la polarización y en búsqueda del interés común.

Una vez más, la Marea Rosa demostró que Morena y el nuevo oficialismo caciquil mexicano no cuentan con apoyo popular.

Aquella farsa de un pueblo entregado al prócer, que saldría a defenderlo en cualquier circunstancia, solo es realizable mediante el acarreo, la coacción y ahora la extorsión, en contra de las personas beneficiarias de programas sociales, es decir, los más pobres.

Y esta última imagen es la que rechaza la Marea Rosa: La imposición un sistema populista de izquierda, con miras a la estatización de la economía y la destrucción del aparato productivo privado, concentrando la riqueza entre los fieles del falso caudillo, sometiendo al contrario y coartando las libertades individuales.

Quienes asistimos este 19 de mayo a la Marea Rosa en Puebla y varias ciudades del país, debemos convencer a quien dude o tenga miedo, que votar es su más preciado derecho y que debe ejercerlo.

La Marea Rosa hizo visible ese “voto oculto”, que prefiere callar ante el acoso y la virulencia de los simpatizantes de López Obrador, pero que aprendió a mentirle a las encuestadoras, para sestar toda su indignación en las urnas.

@luisfersoto