Sebastián Godínez Rivera

La reforma judicial de López Obrador plantea la creación de un tribunal de disciplina judicial, el cual estaría conformado por 5 miembros que serían electos por voto popular. Pretende sustituir al Consejo de la Judicatura Federal y eliminar la titularidad de la Suprema Corte de este órgano. No obstante, la iniciativa es una revancha contra el Poder Judicial y los jueces que han fungido como contrapeso a su administración.

He expuesto el caso de Bolivia como el fracaso de la democratización de la justicia, empero, hay otros casos como Polonia, donde el presidente impulsó una reforma en 2019 que cesó a los jueces en funciones. Además, creó una nueva institución de disciplina judicial que eliminó la independencia y autonomía de sus decisiones; una nación tan lejana también debe invitarnos a la reflexión.

El presidente polaco, Andrzej Duda y su partido Ley y Justicia ganaron el poder en 2015, en un contexto de descontento con la democracia, partidos tradicionales y las instituciones. La ciudadanía los dotó de una mayoría calificada para iniciar un cambio en su país; lo que no sabían era que la autocratización era su proyecto. La entonces presidenta de la Corte, Malgorzata Gersdorf, advirtió del peligro que esta reforma podría conllevar.

El objetivo era mermar el contrapeso que ejercía la Corte sobre el gobierno nacionalista, la jueza advirtió que el discurso del presidente hacia uso de la polarización y de la desinformación para que la gente viera a los jueces como enemigos. La destrucción del sistema de pesos y contrapesos era palpable, sin embargo, la jueza Gersdorf hizo un llamado a la población antes de que esta fuera aprobada.

“Por lo tanto les pido que deje de usarse el odio a los jueces y las cortes como un arma en la lucha de poder, especialmente porque la represión, como en 1981, sería una triste expresión de impotencia más que una manifestación de fortaleza», dice la declaración publicada en el sitio web de la Corte.

La iniciativa de reforma implicó destituir a los magistrados constitucionales, cesar a los jueces que se oponían al presidente Duda, luego entonces, se daba paso al Consejo Nacional de la Judicatura. Sus miembros serían nombrados por el ejecutivo y éste tendría una injerencia directa en el nuevo Poder Judicial.

El partido Ley y Justicia argumentó que los cambios eran necesarios ya que el Poder Judicial era corrupto, estaba influenciado por la herencia del socialismo y que solo se garantizaba la ley, más no la justicia. Para el nombramiento de los nuevos jueces, el Ministerio de Justicia nombraría a los perfiles en el nuevo órgano en vez del parlamento, la gente y la oposición acusaron que el oficialismo politizaba la justicia y eliminó la imparcialidad.

Asimismo, se creó la Sala Disciplinaria que responde al presidente y es la encargada de castigar, cesar e incluso archivar los expedientes de las y los juzgadores que a su consideración están inmersos en política. Este órgano no cuenta con imparcialidad e independencia del poder político, al contrario, es visto como una extensión del presidente Duda para mantener el control sobre los jueces.

Otras funciones era la de castigar a los jueces según sus veredictos, por ejemplo, suspenderlos de sus funciones, reducir su salario y hasta quitarles la inmunidad para iniciar juicios. Además, esta Sala contaba con la información biométrica, afinidad ideológica y otros datos, lo cual de acuerdo a una sentencia del Tribunal Europeo, estigmatiza a las y los juzgadores y la percepción que se tiene de ellos en general.

Polonia revitalizó sus resortes autoritarios con la creación de esa polémica Sala Disciplinaria la cual le permitía al presidente tener el control de toda la estructura estatal y sobre todo de un poder que era incómodo. No obstante, esta reforma pronto generó una colisión con la Unión Europea (UE), puesto que al ser un miembro de esta se exigen ciertos requisitos en materia de democracia y justicia que deben cumplirse.

Desde su aprobación en 2019 y a mediados de 2022 la pugna entre el país y la UE fue motivo de análisis; la presidenta del Parlamento Europeo, Ursula Von Leyen, multó al país por no cumplir con los estándares de justicia. En consecuencia, Polonia no recibió el apoyo de 4.000 millones de euros que solicitó. Luego entonces, el presidente Duda implementó otra reforma judicial en la cual la Sala Disciplinaria desaparecía y daba paso a la Sala de la Responsabilidad Civil.

El cambio no era de fondo sino de forma, puesto que el ejecutivo eligió a los 11 magistrados de 33 que propuso él. La conversión de nombre del órgano así como la designación de todos los perfiles no garantiza la independencia, sino que esa Sala seguiría capturada por el poder presidencial.

Sin embargo, el 5 de junio de 2023 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea declaró ilegal la reforma judicial polaca porque socavaba el derecho a un juicio justo e imparcial, no garantizaba la independencia judicial, las sanciones de la Sala Disciplinaria eran excesivas y no prevalecía el imperio de la ley. El país no quiso cumplir en un inicio y acusó al Tribunal de corrupto y que sus decisiones son políticas porque no garantiza la justicia.

Finalmente Andrzej Duda inició la transición a un nuevo modelo de justicia y deberá presentar esta propuesta ante la UE para garantizar la independencia judicial. Como podemos ver,  cuando la propuesta de crear un tribunal o sala disciplinaria para combatir la corrupción, eficientar al Poder Judicial y garantizar la justicia desde el Poder Ejecutivo esto no siempre es en aras de una mejora, pero sí de controlar.

En México la propuesta de un Tribunal Disciplinario en el que sus miembros serán elegidos por voto, donde un país tiene la mayoría absoluta y gobierna casi todo el territorio nacional no es una buena señal. Lo que ocurrió en Polonia es un caso que debe servir para la reflexión, pero sobre todo para el análisis político que se hace desde la academia.

A merced de los comentarios que puedan ejercer los simpatizantes del presidente, los análisis realizados provienen de la Ciencia Política y se utiliza la política comparada como método. No son golpes o descalificaciones como señalan, sino que esto se elabora con rigurosidad científica, en aras de aportar al debate teórico desde otras experiencias en el mundo.