
Sebastián Godínez Rivera
El ballotage del domingo para la conformación de la Asamblea Nacional fue un péndulo político; el domingo 30 de junio Rassemblement National (RN) se impuso con el 34% de los votos, superando por 10% al Nuevo Frente Popular (NFP) y dejando en tercer lugar al macronismo. El hexágono se cimbró y despertó protestas de la población que se oponía a una victoria del lepenismo.
Una semana después la izquierda se hace con la mayoría en el legislativo y deberá formar un nuevo gobierno que cohabitará con la centro derecha de Macron. El oficialismo fue rebasado por la izquierda y la derecha; en democracia se gana y se pierde, porque la única incertidumbre válida es la de no conocer los resultados finales. Los franceses debieron elegir entre la derecha nacionalista y la coalición izquierdista integrada por socialistas, reformistas y verdes.
Las encuestas equivocaron sus pronósticos en los cuales Le Pen ganaría la mayoría simple. La respuesta para esto se debe a varios factores, uno de ellos se debe al sistema político francés, en el cual la segunda vuelta convierte en un referéndum los comicios. Si Francia tuviera un modelo de representación de una sola vuelta, entonces la derecha se hubiera hecho con la mayoría simple y hubiera necesitado de aliados para formar un gobierno.
En el escenario post electoral, la decisión de retirar a las candidaturas que quedaron en tercer lugar fortaleció a la oposición. En vez de hacer una elección entre tres competidores, se volvió de dos con el objetivo de vencer a los contendientes de RN. Esto se debe al cálculo político de Jean-Luc Melenchon y a Emmanuel Macron de retirar en los distritos en los que el voto podría facturarse y favorecer a RN.
La planeación estratégica de los opositores fue clave porque apostaron por convertir los comicios en un referéndum entre la derecha y la izquierda. La gente optó por una opción menos radical y que apuesta por el gasto social. Sin embargo, no es el único factor que fue clave en esta elección. Una segunda variable que es identificable es que la izquierda populista de Melenchon compitió en coalición con otros sectores reformistas lo cual frenó la retórica radical.
Melenchón a través de su partido la France Insoumise, es identificado con el trotskismo y siempre ha pugnado por una reforma radical del Estado y la política social. No era la misma izquierda moderada que encabezó Francois Mitterrand a finales de los años ochenta y noventa caracterizada por un reformismo; tampoco se asemeja al socialismo del ex presidente Francois Hollande.
La construcción de una coalición diversa obligó a la moderación de los discursos melenchonistas y losradicales se vieron frenados. Esto puede ser rastreado por los antecedentes de las elecciones presidenciales de 2022 cuando su radicalismo lo mandó al cuarto lugar de las preferencias y el ballotage se disputó entre Le Pen y Macron. En esos comicios la izquierda radical no convenció a la ciudadanía; ahora es muy posible que se nombre a un Primer Ministro de izquierda para encabezar la política interior.
Por último, otro factor que considero relevante fueron los comicios británicos en los cuales el laborismo ganó de forma aplastante de la mano de Keir Starmer. La llegada de una centro izquierda al poder redujo la polarización y moderó los impulsos políticos. En un panorama distinto al francés el nacionalismo derecha encabezado por Nigel Farage y Reform UK, comenzó a crecer en la intención del voto (quedó en tercer lugar). El ascenso de este partido comenzó a aglutinar a varios sectores descontentos con los conservadores moderados.
La historia de Francia y Reino Unido ha estado ligada desde el inicio de los tiempos, esto no quiere decir que voten igual o que haya una suerte de efecto espejo entre ambos. Al contrario, cada uno con sus particularidades, pero en estos tiempos la retórica europeísta de Macron y Starmer será fundamental para reconfigurar las relaciones frente a un escenario en el que el euroescepticismo avanza.
La opción moderada y de izquierda fue más atractiva para los franceses así como para los británicos. El desgaste del gobierno es palpable en ambos escenarios, lo cual llevó al progresismo al poder en ambas naciones del viejo continente. Ahora bien, no es posible comparar los programas y personalidades de Starmer y Melenchón ( en caso de que este sea investido Primer Ministro); el segundo es un populista de izquierda, mientras que el primero es un reformador de centro.
Europa ha visto el ascenso del populismo de derechas en varios países, lo cual impulsó las retóricas antimigratorias, nacionalistas y proteccionistas. El revés propiciado a RN es solo una muestra de que el voto es oscilatorio, no hay victorias anunciadas y tampoco derrotas. La moderación triunfó en estos comicios, pero no siempre será así; el hartazgo del status quo así como los factores externos llevan a cambios en las tendencias de votación.
Asimismo, dependerá de la conducción del gobierno por parte del NFP y el macronismo para cerrar las puertas del Elíseo el próximo año al lepenismo. Una derrota dura la para la derecha quien ya se hacía ganadora del parlamento, sin embargo, el progresismo rebasó y se impuso. La jornada electoral ha terminado y al ser una coalición diversa deberán acordar quién será el Primer Ministro y lograr la mayoría de 281 votos para formar gobierno.
No obstante, quizá la derrota para RN no sea del todo mala; al contrario evitará la erosión de su liderazgo y el desgaste del partido en funciones de gobierno. Ahora dependerá de la izquierda mantenerse sana y equilibrada como primera fuerza; en 2025 se renovará la presidencia y en un escenario de un Macron debilitado y el NFP que ejercerá el poder, será necesario cohesionar los intereses y tener logros para poder presentarse como una opción saludable el próximo año.
El lepenimso ha medido las bases de apoyo, su fuerza y el panorama político global puede influir, nada está escrito. Incluso tras la victoria del NFP se presentaron disturbios en Lyon o Loraine por los festejos de la izquierda radical. Los errores serán capitalizados por RN y quizá esto sirva para tensar y minar el camino rumbo a la competencia por la presidencia.
