
Sebastián Godínez Rivera
El tema del estado físico de Joe Biden para contender por la presencia ha dado mucho de qué hablar. Más allá de la decisión del partido y el número de delegados que pueda obtener, existe un apoyo que será decisivo, el de la Primera Dama. En la política norteamericana las esposas de los presidentes tienen poder en las decisiones de los ejecutivos.
Diversos medios han mencionado que dependerá de Jill Biden, si su esposo continúa en la contienda o se retira. No obstante, no es el único caso en la historia estadounidense que tuvo influencia, por ejemplo, se habla de Hillary Clinton y Michelle Obama como dos mujeres que fueron fundamentales para que los presidentes pudieran concretar acciones en sus mandatos. La primera fue Secretaria de Estado, un papel relevante en el escenario político; empero, en cuanto a su matrimonio la imagen se desmoronó tras el escándalo del entonces presidente y Mónica Lewinsky.
Mientras tanto, en el caso Obama al matrimonio siempre se le vio unido y el apoyo de Michelle con Barack fue fundamental para la construcción de su liderazgo y su reelección. La figura de la ex Primera Dama ha sido fundamental al punto que ha sido nombrada como reemplazo en caso de que Biden renuncie. Incluso en su libro Becoming, ha relatado cómo en tiempos difíciles y ante el racismo por ser la primera familia presidencial afroamericana, siempre le dió su apoyo al entonces presidente.
Sin embargo, existen otras esposas que marcaron el rumbo de las presidencias en Estados Unidos; en 1974 tras el escándalo de Watergate en el que el presidente Richard Nixon renunció a la presidencia, el vicepresidente Gerald Ford asumió el poder. El país quedó en manos de quien fue un personaje tímido y con muchas dudas sobre asumir el poder. En el texto The Times of my life escrito por Betty Ford (esposa del presidente) se destaca cómo ella impulsó a Ford para hacer frente a la crisis heredada por su antecesor y dotar de legitimidad su administración.
La cónyuge del presidente atravesó momentos difíciles debido a la poca experiencia de su esposo en la Casa Blanca, aunado a las adicciones y el alcoholismo en el que ella cayó. Sin embargo, esto no fue impedimento para que se convirtiera en una de las primeras damas más reconocidas y estimadas por la gente. Su cruzada contra las adicciones caracterizó a esta mujer y al mandato de Ford, puesto que apostaron por concientizar sobre los riesgos que estas conllevan.
Asimismo, Claudia Taylor Johnson conocida como “Ladybird” Johnson, fue una figura central en la política estadounidense durante el gobierno de Lyndon B. Johnson (LBJ) (1963-1969); este asumió el poder tras el asesinato de John F. Kennedy. Su activismo social se caracterizó por la agenda medioambiental, la eliminación de los espectaculares en las carreteras para evitar accidentes y se dedicó a darles hogar a los niños que no tenían casa.
En un escenario más complejo que el de Gerald Ford, cuando Johnson asumió la primera magistratura, LadyBird fue un pilar emocional para que su esposo pudiera cumplir con su cometido. Además, la figura de Johnson no contaba con un carisma propio, siempre había estado a la sombra de Kennedy; ella le impulsó para que el mandatario pudiera conectar con la gente y sobre todo, tomar el timón en tiempos difíciles para la nación.
Cuando LBJ buscó la reelección en 1964, su esposa fue medular en su campaña visitaba hospitales, participaba en brunchs para recaudar fondos y leía discursos en eventos políticos. Fue de las mujeres que más abonaron a la contienda de un ejecutivo; incluso uno de los pilares de la campaña fue la promoción de la ley electoral de 1965, que permitió a los afroamericanos votar libremente. En la convulsa década de los sesenta, Johnson fue artífice de su programa de gobierno, pero no lo hubiera logrado sin el apoyo de LadyBird Johnson.
Otro caso que no puede ser ignorado es el de su antecesora Jacqueline Kennedy quien estuvo casada con JFK. Mucha gente recuerda a la Primera Dama por su glamuroso estilo de vestir y su inigualable belleza física. No obstante, más allá de la apariencia física, la señora Kennedy fue una de las mujeres más inteligentes y astutas que vivieron en la Casa Blanca. Politóloga de formación y columnista de profesión, Jacqueline entendió la forma de ver el mundo cambiante y la importancia de posicionar una imagen en aras de captar votos.
Fue columnista en The Washington Times-Herald; su formación la llevó a convivir con el círculo más selecto de la política norteamericana, en donde conoció a JFK. En 1950 su esposo ganó la presidencia de Estados Unidos, y aunque Jacqueline Kennedy es recordada por la remodelación de la residencia oficial, su importancia se aprecia más en el escenario internacional.
Las giras por todo el orbe le permitieron conocer a la monarca británica Isabel II; al Primer Ministro soviético, Nikkita Krushev; al presidente mexicano Adolfo López Mateos; así como varios personajes de los cinco continentes. Jacqueline sabía que una forma de posicionar a los Estados Unidos en un mundo marcado por la Guerra Fría, era a través de la presencia internacional. Muchos periodistas y comentaristas reducen su imagen a la belleza física, no obstante, su papel como estudiosa del poder y pareja del presidente no ha sido en vano.
En 1963 en un viaje a Texas, Kennedy fue asesinado de un tiro por Harvey Lee Oswald; la viuda del presidente organizó el funeral y congregó a diversos jefes de estado. Su paso por la Casa Blanca ha sido menospreciado, sin embargo, es sabido que sin ella Kennedy no hubiera podido manejar el poder y posicionar su imagen. La relevancia que tenía en el escenario político la convirtió en parte central de un mundo disputado entre el capitalismo y el socialismo.
Por último, deseo exponer el caso de Nancy Reagan, esposa del presidente Ronald Reagan; conocida por hacer campaña junto con su esposo en 1976 para que pudiera ser nominado como el candidato republicano. No lo logró; pero fue en 1981 cuando con su activismo logró que su esposo alcanzara la nominación. La señora Regan no sólo fue conocida por el estilo de moda que impuso; sino que se hizo de renombre debido a que tomaba decisiones, llegando a tener desencuentros con Secretarios de Estado.
Asimismo, cuando los medios de comunicación atacaban a su esposo, ella era la primera en salir en su defensa y cuestionar el papel que jugaban. Tras el atentado contra Reagan en 1981 se convirtió en una protectora del presidente, no solo como esposa sino que supervisaba todos los elementos de seguridad. Cuando se retiraron del poder, la señora Reagan siguió con su labor para combatir el consumo de sustancias psicoactivas.
En conclusión, las primeras damas son fundamentales en la esfera del poder político; ya sea para impulsar políticas públicas, influir en las decisiones de gobierno o apoyar candidaturas, las mujeres siempre han estado presentes. Es importante entender cómo las esposas de los ejecutivos son fundamentales para comprender la configuración del poder. No solamente tienen un cargo protocolario por el cual no fueron electas, pero tienen un gran nivel de incidencia en las decisiones de gobierno.
