
Sebastián Godínez Rivera
El furor olímpico ha inundado a todo el mundo y sobre todo a la sede de este año, Francia. Millones de personas vieron la inauguración, apoyando a sus seleccionados y esperando a que se cuelguen varias medallas. Sin embargo, no todo es fiesta en la nación gala, puesto que en el terreno político las cosas se han tensado después de las elecciones parlamentarias.
Desde la óptica de la Ciencia Política, ha revivido el debate sobre la efectividad y el funcionamiento de los sistemas parlamentarios y presidenciales. La parálisis que sufre la Asamblea Nacional debido a que si bien el Nuevo Frente Popular (NFP) de izquierda se convirtió en la primera minoría; le sigue el macronismo; y en tercer lugar, la derecha nacionalista Rassemblement National (RN).
Ninguna coalición o partido obtuvo la mayoría para formar un gobierno por sí solo, sin embargo, esto es una constante en sistemas parlamentarios pluripartidistas, es decir, existen varios institutos por ende el voto se fragmenta. Ahora bien, los resultados de los comicios legislativos fueron opacados por la discusión de quién formará gobierno y quién será el Primer Ministro. Un tema que la politología ha estudiado por décadas desde los sistemas políticos comparados.
Autores como Juan Linz, Diego Valadés, Jorge Carpizo o Wilfried Rohrich sostienen que los sistemas parlamentarios son más efectivos que los presidenciales para dividir el poder y generar equilibrios. Asimismo, plantearon que cuando no se puede formar mayoría para conformar gobierno es necesario el diálogo, las alianzas y los acuerdos para gobernar, esto se conoce como gobiernos de coalición. Sin embargo, hay una cuestión y es que el parlamentarismo tiende a ser más inestable que los presidencialismos, puesto que si no hay negociaciones el país puede caer en la parálisis.
Esto le ha ocurrido a Francia, antes de las legislativas el presidente Emmanuel Macron tenía una mayoría que le permitía tener a un Primer Ministro (PM) de su mismo partido. Tras las elecciones perdió y ahora deberá cohabitar con un nuevo Premier, no obstante, ha declarado que primero se atenderán los Juegos Olímpicos y a mediados de agosto se nombrará a un nuevo PM. Por el momento, Gabriel Attal se mantiene como Premier provisional, sin omitir que tras la derrota del macronismo presentó su dimisión.
Ahora bien, luego de la victoria del NFP en las urnas, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon líder del partido la France Insumise exigió al presidente nombrar a un Primer Ministro de izquierda. El ejecutivo francés ha esperado y su apuesta es una división entre los radicales y los reformistas de la coalición de izquierda, con el objetivo de que perfiles moderados pudieran apoyar un perfil del centro.
Mientras tanto, el progresismo propuso a Lucie Castets como su candidata a PM, cabe destacar que la Constitución francesa establece que es facultad del ejecutivo nombrar a el o la Premier. Por ende, no existe forma de que los partidos puedan obligar al presidente a hacer un nombramiento ya. Si bien, los cuestionamientos no han parado contra Macron quien es señalado de no reconocer los resultados de las elecciones, aunado a que no respeta el voto de los franceses.
El argumento de Macron es que no nombrará a un nuevo PM hasta que pasen las olimpiadas ya que no quiere poner en riesgo la seguridad y generar inestabilidad. En los sistemas parlamentarios, existe un Jefe de Gobierno que se encarga de la política interna y legislativa; mientras que el Jefe de Estado es el presidente quien es la representación del Estado ante el exterior. Por lo tanto, el Poder Ejecutivo está dividido en dos personas que evitan la concentración de funciones.
Ahora bien, en un escenario tan fragmentado como el de la Asamblea Nacional, necesitan de los votos de otros partidos para formar gobierno. Por eso el progresismo no puede apostar por un perfil duro, sino más de centro que logre captar votos de otros bloques. El NFP busca que la candidatura de Castets es que parte del macronismo respalde esta propuesta e incluso formar una especie de cordón sanitario para excluir del gobierno a RN.
No obstante, existe otra premisa de los sistemas parlamentarios y es que estos pueden caer o disolverse antes de tiempo si pierden el apoyo de los coaligados. Dentro de este modelo se pretende que haya diálogo para incluir diversas voces que abonen a la visión del gobierno, no obstante, si se toman decisiones erróneas o se rompen los acuerdos, entonces se pone en práctica la moción de censura y el Primer Ministro deberá renunciar.
Lo que actualmente ocurre en Francia no es menor, si bien la fiebre olímpica ha inundado al país y al mundo, la disputa política sigue. Como ocurre en varias naciones la gente y la opinión pública opta por dar mayor visibilidad a este evento que a la política interna francesa. En otro contexto, la falta de nombramientos generaría disputas no solo en el parlamento, sino en las calles para presionar al presidente.
Luego de esta disertación teórica conceptual, es posible concluir que los sistemas parlamentarios tienden a ser más inestables si el voto se fragmenta. Empero, tampoco debe descartarse que ante un crecimiento de la izquierda Macron está aplazando el nombramiento en aras de romper la coalición y proponer un nuevo nombre de su partido.
A su vez, no debe descartarse que ningún partido es irrelevante al momento de formar gobierno, por lo que incluso acercarse a otros será fundamental para nombrar al Premier. Por otro lado, en la discusión se ha relegado a RN, pero al ser la tercera fuerza, no debemos olvidar que seguramente será una de las oposiciones más fuertes al gobierno de Macron y a la primera fuerza que es el NFP.
En conclusión, Francia deberá superar la resaca olímpica y volver a la normalidad en cuanto a política interna se refiere. La parálisis legislativa por ahora es sofocada por la justa veraniega, pero no hay plazo que no se cumpla. Empero, mientras más tiempo pase, más desgaste tendrá la imagen de Macron, el que ahora es visto como el que está frenando el ascenso de la izquierda.
