Sebastián Godínez Rivera 

El oficialismo pretende sumir a México en la opacidad y la corrupción; tras la reciente presentación de una iniciativa para desaparecer los Organismos Constitucionales Autónomos (OCAs). El argumento central de Morena y aliados es aplicar la austeridad, que esos entes son corruptos y no garantizan el derecho a nada. Principalmente, esta ha sido la retórica en contra del Instituto Nacional Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) quien ha incomodado al partido gobernante porque garantiza el derecho a la información.

El derecho a saber está plasmado en el artículo 6 constitucional y ahora este quiere ser limitado por el lopezobradorismo. Lamentablemente de forma conjunta los poderes Ejecutivo y Legislativo han impulsado una andanada contra el INAI que va desde negar información, mermar su operatividad a través del presupuesto, mantener vacancias en el instituto y ahora con una iniciativa pretenden que sea absorbido por la Secretaría de la Función Pública (SFP).

Sin duda, el contexto político mexicano no es alentador para las instituciones autónomas o que incomodan al gobierno. Al contrario, un líder carismático y populista ha dividido al país entre buenos y malos; aunado al establecimiento de una visión de adversarios entre quienes se dicen representantes del pueblo en contra del andamiaje de pesos y contrapesos que existe en México.

Desde que Morena asumió el poder sus intenciones eran claras, dinamitar los cimientos de la transparencia para regresar a un esquema de opacidad como lo era en el siglo XX. El INAI y su antecesor el IFAI nacieron en los albores de la democratización, el pluralismo y la transición. Su papel en una democracia constitucional como contrapeso, aunado a un modelo de democracia monitorizada, es decir, donde la supervisión del ejercicio del poder y la rendición de cuentas son esenciales para que el gobierno no se exceda.

No obstante, existe una fijación contra el INAI que se ha materializado en la asfixia presupuestaria; cada año se le ha reducido en más del 60% el dinero destinado a la transparencia. Esta no es una táctica nueva, al contrario, se ha aplicado al Poder Judicial, al INE, la COFECE, la UNAM entre otras instituciones. El objetivo es dejar en la inoperatividad a estas entes para justificar que no hacen su trabajo o que son innecesarios.

Afortunadamente la gente que trabaja en las instituciones de transparencia cumplen con su labor, demostrando que son esenciales para la democracia mexicana. Es necesario hacer hincapié en que pocas voces se han pronunciado por la defensa del INAI, a diferencia de las que cuestionaron la captura del INE. Esto puede explicarse debido a que la ciudadanía considera más cercano al árbitro electoral por la credencial que es un documento oficial; sin embargo, el INAI está presente en varios aspectos de nuestras vidas

Al hacer una investigación académica y si no se encuentra la información, esta puede solicitarse al INAI; para investigaciones periodísticas; consulta sobre gastos de los gobiernos entre otros. El derecho a saber está en nuestras vidas al punto que los ejemplos antes mencionados suenan muy especializados, pero existen otros que permean más en la vía pública. He tenido la oportunidad de conocer casos de gente que ha solicitado información sobre la temporada de cosechas y el clima para que ellos puedan producir, personas que han solicitado información básica como información geográfica para conocer la geografía mexicana entre otros.

La defensa del INAI no debe pasar desapercibida, al contrario ahora más que nunca debe ser una bandera que garantice la sobrevivencia de la república y el Estado de Derecho. La historia de la transparencia mexicana se ha materializado en una institución, pero durante la era del autoritarismo la información solo era de unos cuantos. El gobierno consideraba que el saber era motivo de seguridad nacional, aunado a una larga historia de opacidad que caracterizó al hiperpresidencialismo mexicano.

México no puede ser condenado al oscurantismo por una mayoría que se considera la voz de una nación. El falso mesianismo que abraza al neoautoritarismo mexicano está poniendo a prueba la fuerza de la institucionalidad, los cimientos democráticos y el respeto a la ley. El INAI no puede desaparecer por un capricho o por incomodidad de quienes gobiernan; el derecho a saber es incómodo, pero garantiza que los gobernantes y el Estado no sobrepasen sus límites,