Sebastián Godínez Rivera

El 22 de agosto el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), cumplirá 28 años de existencia. La autoridad jurisdiccional no ha tenido un camino fácil en estos últimos años, sin embargo, ha abonado a la democracia, la certeza jurídica y la división de poderes. Les invito a revisar sus antecedentes y su historia; les contaré sobre el TRICOEL.

Su historia inicia en el México autoritario, específicamente en 1987, entonces se llamaba Tribunal de lo Contencioso Electoral (TRICOEL); se integraba por 7 magistraturas numerarias y dos supernumerarias. Cabe destacar que sus funciones estaban limitadas, debido a la hegemonía del entonces Partido Revolucionario Institucional (PRI) quien había gobernado desde 1929. Con la aparición de este tribunal se buscaba que los partidos pudieran interponer juicios electorales; antes de 1987 estos eran atendidos por la Corte. 

Sus resoluciones no eran definitivas e inapelables, puesto que los colegios electorales se encargaban de resolver la integración definitiva de las cámaras de manera inapelable. En ese entonces el gobierno seguía organizando los comicios y conformando al Poder Legislativo. José Woldenberg ha escrito que esta instancia tenía un mal congénito o de nacimiento y era que al no tener la última palabra en materia electoral, sus resoluciones podían ser acatadas o no.

El TRICOEL estuvo integrado por las siguientes personas: Miguel Acosta Romero, José Luis de la Peza, Fernando Flores García, José Fernando Franco González Salas, Raúl Carrancá y Rivas, Emilio Krieger Vázquez, y Enrique Sánchez Bringas. Mientras que los magistrados supernumerarios fueron José Fernando Ojesto Martínez y Edmundo Elías Mussi. Como podemos ver, las mujeres estuvieron excluidas desde un principio en la autoridad jurisdiccional.

El tribunal debutó en las elecciones de 1988, las cuales fueron muy controvertidas debido al polémico triunfo del candidato oficialista, Carlos Salinas de Gortari. Los límites legales establecidos provocaron que esta autoridad solo fuera espectadora de las irregularidades durante la jornada electoral; la gente cuestionó su actuar y el tribunal fue visto como parte de la burocracia que no garantizaba la protección a los derechos político electorales. 

Silvia Gómez Tagle en el texto Entre la razón y la fuerza: el Tribunal de lo Contencioso Electoral en 1988 destaca que se interpusieron 21 recursos de apelación, de estos 12 se consideraron infundados y solamente 1 se declaró fundado, aunque la Comisión Federal Electoral no cumplió su resolución.También hubo 593 quejas y solo 64 resultaron fundadas.Su actuar sentó precedentes que generaron mayores cuestionamientos que beneficios al sistema electoral.

La breve existencia de el TRICOEL fortaleció la retórica de los partidos en aras de impulsar una autoridad autónoma. Los legisladores y la Comisión Federal Electoral llamaron a foros para reformar la estructura y facultades del tribunal; esto se materializó con el nacimiento del Tribunal Federal Electoral el 6 de abril de 1990, el cual abrió un nuevo capítulo en la historia electoral mexicana.