
Sebastián Godínez Rivera
En este sexenio no sólo ha habido un interés por la destrucción institucional, sino también por deformar a las Ciencias Sociales. En esta administración nuestros conceptos de análisis, así como los métodos han sido cuestionados y sobajados en frases como “ no tiene ninguna ciencia gobernar” o “los que escriben son conservadores y no le sirven al pueblo”. Esto solo denota un desprecio por la cientificidad, el análisis crítico y un intento por considerar a la academia parte de la oposición.
Desde el presidente de la república quien se jacta de ser politólogo, pero deforma los conceptos e inventa otros como “humanismo mexicano”, el cual presume es la ideología de su gobierno; ¿qué diría Juan Linz, es una ideología o una mentalidad?. La ideología tiene cabida en los regímenes totalitarios, porque busca formar a la ciudadanía a la imagen y semejanza de un líder o del régimen, mientras que la mentalidad es más endeble y puede encontrarse en los autoritarismos.
Otro invento del ejecutivo ha sido la denuncia del “régimen neoliberal” como raíz de la corrupción y los males del México moderno. No obstante, politólogos como Colomer, Lijphart y Easton explicaron que el régimen es el conjunto de reglas que rigen a un sistema político. El neoliberalismo no es una forma de este, al contrario, el modelo de libre mercado es una teoría económica y un modelo que apuesta por la liberalización y desregulación de los mercados, por lo tanto, es una contradicción.
Sin embargo, López Obrador no ha sido el único que ha demeritado y pervertido a la Ciencia Política. Por ejemplo, el opinólogo Genaro Lozano quien se hace llamar politólogo ha dejado ver sus debilidades metodológicas. El conductor comparó el mítin político de Lenia Batres y Loretta Ortíz con la asistencia de la ministra presidenta Norma Piña al plantón de trabajadores en San Lázaro. A esto sumó la frase “entonces el Poder Judicial si es político”.
Académicos que se dedican a la política comparada como Freidenberg, O´Donnell, Inglehart o Nohlen y que la han dotado de rigurosidad, solo podrían llorar. En primer lugar, porque debe de conocerse el objeto de estudio y sus características para comparar. Seguido de esto, la teoría debe explicar ese pedazo de realidad; lamentablemente, lo que hacen los propagandistas de la 4T es forzar a que la realidad encaje en la teoría, luego entonces, tienen una explicación.
Esto es deleznable y muy cuestionable porque estos dos personajes buscan inventar conceptos y ajustar sus explicaciones a su ideología. Borrar la rigurosidad y convertir sus opiniones en análisis. A esto se suma también el desprestigio de las Ciencias Sociales, porque algunas personas las consideran bastiones ideológicos o de propaganda, como una vez dijo una profesora “cualquiera puede tener una opinión sobre la política, pero no cualquiera hace análisis político”.
Otro caso para ilustrar es el caso de Viridiana Ríos, quien fue becaria del prominente politólogo Steven Levitsky, lamentablemente, no pudo seguir sus pasos en la cientificidad. En aras de defender la extinción de algunos Organismos Constitucionales Autónomos, ha mencionado que muchas democracias consolidadas en el mundo no las tienen y no por eso son dictaduras. Es cierto, pero su enunciado está plagado de posverdades e ideología, las cuales solo percuden a la Ciencia Política.
No se equivoca cuando dice que muchas democracias no tienen este tipo de órganos, sin embargo, ignora el pasado histórico y político de México, para que estos entes hayan surgido en los albores de la democratización. La razón por la que estas instituciones surgieron fue porque eran funciones que el Estado realizaba, pero que generaban desconfianza en la gente. Por ejemplo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) nació por las demandas del Tratado de Libre Comercio, así como por la constante violación de los derechos humanos.
El Instituto Nacional de Transparencia (INAI) buscaba forzar a la rendición de cuentas y a los gobiernos a ser transparentes porque ocultaban información. El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) regula y supervisa la prestación de servicios en telecomunicaciones. La Comisión Federal de Competencia Económica, es un intento por frenar el capitalismo de cuates y combate la creación de monopolios en el mercado. En ese sentido, estas instituciones nacieron con el objetivo de combatir los vicios del sistema de partido hegemónico que habían sido heredados.
Finalmente, hay un sector de estudiantes e incluso docentes quienes aspiran a “hacer Ciencias Sociales para el pueblo y no de derecha, porque son elitistas”. Este discurso que se difunde desde Palacio Nacional ha permeado mucho en el estudiantado y académicos quienes simpatizan con la autonombrada Cuarta Transformación. Sin embargo, cabe destacar que la ciencia no es progresista o conservadora, al contrario solo busca la verdad y dar explicación a fenómenos.
Por eso cuando se menciona que las facultades se han hecho conservadoras o derechizado, solo se denota una profunda ignorancia. En realidad, se busca someter la libertad de investigación la cual incomoda a los autoritarios o los populistas. Las Ciencias Sociales cuestionan a los actores políticos, instituciones y dinámicas de poder, pero no con el objetivo de ser opositoras, sino de diagnosticar al país y proponer posibles soluciones. No intentamos ser la oposición o golpear al gobierno, lo único cierto es que no hacemos Ciencia Política para que el gobierno aplauda.
En conclusión, tenemos un gran reto de frente ante una ciudadanía que desconfía de la academia, a esto se suman los líderes populistas que cuestionan las investigaciones y una creciente ola de cientistas ideologizados. No es un escenario fácil para la rigurosidad científica, pero no es una razón para decir que todo está perdido. Al contrario, el país necesita de investigadores profesionales que empujen al país; pero sobre todo, hacer frente a la ola autoritaria que busca denostar y aplastar la cientificidad a través de discursos autoritarios y opinólogos disfrazados de analistas.
