
Sebastián Godínez Rivera
El concepto de democracia ha sido estirado y abordado desde diversas aristas que han sido categorizadas, medidas, refutadas y aceptadas. Quiźa esta palabra es una de las más usadas en estos tiempos, sin embargo, la palabra democracia se remonta a los tiempos de las polis griegas. Obviamente este ha cambiado y se ha complejizado, pasando por un proceso de operacionalización.
Hablar de democracia no es fácil, al contrario, con esta palabra nos podemos referir a un sistema, entendido por David Easton como la asignación autoritaria de valores a una sociedad; a una forma de gobierno, en la concepción clásica como lo hacían Aristóteles o Platón; también ha sido acuñada para describir a varios regímenes, entendido como las reglas que están en un sistema. Además, se puede hablar de su connotación electoral; su noción de forma de vida e incluso se le ha dotado de la capacidad para definir países que no son democracias en su esplendor, pero tampoco son completamente autoritarismos.
Como puede ver el lector, en el párrafo anterior se han establecido algunas nociones de lo que es la democracia. También podemos encontrar su concepción simplista que gusta a los líderes carismáticos, quienes enarbolan que desde la raíz etimológica, democracia significa: demos, pueblo; kratos, poder. Algunos lo han parafraseado como el gobierno del pueblo, para y el pueblo. Sin embargo, no es así de simple, al contrario, manejar este concepto implica una delimitación para saber a qué se está haciendo referencia.
No obstante, el politólogo Robert A. Dahl estableció que la democracia es la forma ideal del gobierno, luego entonces, ningún país ha podido alcanzar ese nivel ideal. Sin embargo, acuñó el término de la poliarquía, el cual es una noción más centrada y que se caracteriza por que en esta las élites compiten por el poder. A esto se suman siete características para entender una poliarquía como:
1) representantes electos por voto popular;
2) los comicios son libres y limpios;
3) la ciudadanía tiene acceso al voto universal;
4) hay libertad de expresión;
5) libertad de asociación;
6) existe una variedad de canales de comunicación libres y alternativas; y
7) las y los interesados pueden competir por cargos públicos.
Tras definir los elementos de las poliarquías es posible afirmar que sus características se asimilan mucho a lo que conocemos en la realidad como democracias. Ahora bien, desde la visión de Dahl la democracia es un ideal de lo que deben ser estas poliarquías, por eso este autor considera que este concepto es pertinente para explicar el pluralismo en las naciones.
Es importante mencionar que así como existen poliarquías plenas o que se acercan al ideal democrático, también existen otras que no cuentan con los siete elementos antes mencionados.Por eso, el politólogo Guillermo OˋDonnell retomó este concepto de Dahl y precisó que las poliarquías institucionalizadas formalmente cuentan con bases sólidas del liberalismo, republicanismo y distinguen entre lo público y lo privado. Esto se entiende como un país que ha logrado dar respuesta a las demandas de la ciudadanía, sus instituciones son fuertes y responden al contexto que viven y sobre todo, garantizan la división de poderes.
Por otro lado, también se acuñó su contraposición, es decir, poliarquías informalmente institucionalizadas las cuales se caracterizan porque sus componentes republicano y liberal son débiles. En este tipo lo que prevalece son las prácticas informales y cuentan con una noción delegativa-mayoritaria, es decir, existen liderazgos carismáticos que ejercen el poder en nombre de una mayoría, pasando por encima de las minorías.
Ahora bien, en estos modelos es pertinente señalar que no significa que uno sea perfecto y otro no, sino que en uno los componentes institucionales garantizan el pluralismo de una sociedad, mientras que en el otro no. Asimismo, debo agregar que las prácticas informales, o sea las que no están escritas, deben ser malas, sino que estas pueden ser complementarias a la realidad institucional. El problema se presenta cuando estas superan la institucionalidad y dinamitan los sistemas de control, división de poderes o carcomen a las instituciones.
Hablar de poliarquías permite definir y analizar a los países, aunado a que impide el estiramiento de los conceptos como ha sucedido con el de democracia. Si bien, es un término de la Ciencia Política la ciudadanía no la utiliza en la cotidianidad; la facilidad de este concepto para viajar, permitiendo catalogar a diversos casos de estudio puede ser funcional ya que no se le pueden agregar nuevas nociones o características como ha sucedido con el de democracia.
Estoy seguro de que quienes lean esto tienen una noción distinta de democracia con valores y características distintas. Sin embargo, este concepto ha sido tan estirado que puede convertirse en un gato-perro como diría Giovanni Sartori para referir el estiramiento de conceptos. Las personas han considerado que la democracia debe dotar de estabilidad económica, progreso material, seguridad, combate a la hambruna, mejora del sector servicios, libertad de mercado, etc.
Empero, la democracia no debe proveer esto, si bien, si son variables a considerar que pueden fortalecer o debilitar el sistema, se le han asignado categorías que no corresponden al alcalde de este. La desigualdad, la inseguridad, la mejora de servicios son tareas que corresponden al Estado y a quienes ocupan el gobierno, pero no son valores o elementos que integran la noción de democracia.
En conclusión, le término democracia ha sido estirado y hasta cierto punto ha perdido la delimitación conceptual. Por eso hablar de poliarquías permite ahondar de forma concreta en el análisis y responde a una visión realista y no ideal como estableció Dahl. Es importante tener este debate desde las universidades y los espacios cientìficos que abonan a los conceptos e incluso quitar algunos elementos a otros que han sido deformados o los que se han desgastado por su constante uso y mal uso.
