
Sebastián Godínez Rivera
A lo largo del sexenio de López Obrador varios sectores fueron atacados por el entonces ejecutivo, pero ninguna fue tan personalizada como la colonia Del Valle. El tabasqueño llegó a decir “la colonia Del Valle está llena de conservadores y se creyeron lo del populismo”; también afirmó “los de la Del Valle son aspiracionistas y ladinos; son una clase media aspiracionistas y corrupta”.
Estas descalificaciones alcanzaron las dos semanas, en las que el tabasqueño se dedicó a denostar esta colonia. Se refirió al conservadurismo, la corrupción, la clase media ladina, aspiracionista y soberbia que “no quiere al pueblo”. En estas declaraciones es posible encontrar la dicotomía hombre-pueblo que caracteriza a los populistas, de acuerdo a Pierre Rosanvallon, basado en la construcción de una imagen del pueblo, como todos aquellos que le respaldan; luego entonces, existe un antipueblo que se caracteriza por no secundar su proyecto nacional.
Los embates contra los habitantes de esta colonia hemos sido descalificados y encasillados de una mala forma. Lo mismo pasó cuando en toda la alcaldía comenzó el problema del agua contaminada y que el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México se negó a escucharnos al punto que tuvimos que establecer un bloqueo de dos semanas entre Xola e Insurgentes. En esa protesta pude darme cuenta que muchas de las personas que transitaban disfrutaban e incluso repetían que quienes habitamos ahí estuviéramos padeciendo una emergencia.
Sus gritos hacia quienes estábamos en el paro eran “pónganse a trabajar panistas”, “que bueno cuando nosotros no tenemos agua, no cerramos calles”, “López Obrador no los quiere corruptos”. Ósea sin duda, estas faltas de respeto solo demuestran el profundo rencor, pero también la división que vivimos en todo el país. Confirmando que las profundas divisiones en la propia capital, son producto de un discursos que ha permeado en todos los ámbitos de la vida; y que debe ser abordado como un problema.
Es importante destacar que la colonia Del Valle históricamente se ha caracterizado por ser una zona residencial de clase media, muy bien comunicada y que cuenta con un fuerte sector servicios. Fue a raíz de este sexenio cuando el obradorismo comenzó a atacar a sus habitantes. Asimismo, se desplegó una serie de ataques por parte de los moneros del bienestar, es decir, de los caricaturistas que defienden al régimen.
Los embates llegaron a un nivel donde personificaba a estas personas como gente estirada, con dinero, soberbia y que portaba pancartas o letreros que decían “Aguanta, la del valle se levanta”, “yo defiendo la corrupción” o “con mis privilegios no”. Sin duda unos ataques grotescos, pero que reproducen los estereotipos de un sector de clase media que se ha caracterizado por ser crítica de este gobierno.
Sus estigmatizaciones solo provocan una idea falaz de que los habitantes no trabajamos, insultamos o vivimos en una burbuja, lo cual es falso. Al igual que en muchas parte de todo el país somos personas que salimos a laburar, pagamos impuestos, socializamos y demás elementos de la cotidianeidad.
Es una actitud clasista y racista que desde la máxima tribuna se nos haya insultado en un sexenio. La realidad es otra, pero ese fanatismo tóxico lo que ha llevado a que seamos objeto de agresiones y ofensas. Ahora bien, es de reconocer que las personas exigimos servicios de calidad y que se resuelvan los problemas, independientemente de quien gobierne. Eso no debería ser exclusivo de una localidad, sino función de la ciudadanía en todos los niveles de gobierno.
En conclusión, hemos resistido diversos embates y nos oponemos a toda la serie de ataques que desde el poder se han puesto en práctica. Este es un ejemplo local, pero que muestra los niveles de división en la sociedad; las descalificaciones y burlas que hemos presenciado por no respaldar un proyecto que aspira a la homogeneidad. Debido a estas cuestiones, el título del texto se llama resistir en la Del Valle, porque las críticas versan en una molestia hacia un sector que históricamente ha sido crítico con los gobiernos.
