
Sebastián Godínez Rivera
El 28 Tour de Cine Francés hizo presencia en México y una de sus películas más interesantes fue La esposa del presidente. El filme hace alusión a la ex Primera Dama, Bernardette Chirac; más allá de la interpretación realizada por Catherine Deneuve, les contaré la historia de una de una de las primeras damas más queridas por los franceses; una vida política, de amor, engaños y poder.
La señora Chirac desde su juventud demostró su carácter para la toma de decisiones, puesto que se casó con Jacques a pesar de la prohibición de sus padres. En 1956 cuando contrajeron nupcias se dice que Bernardette pasó a estar a la sombra de su marido. Incluso fue cuestionada por su falta de carisma y las constantes infidelidades de Chirac con varias mujeres.
Sin embargo, hay una faceta poco estudiada de Bernardette e incluso demeritada, puesto que el poder puede ejercerse desde diversas aristas y una de ellas es la moda. Las primeras damas no tienen una legitimidad de origen (osea de voto popular) en la vida pública, sin embargo, ella a través de su imagen se convirtió en un ícono de Francia entre 1995-2007. El matrimonio de los Chirac va más allá del amor y se centra en lo político.
Bernardette fue un pilar fundamental durante ese periodo en Francia, puesto que trató de atraer el American Way of Life a Francia, inspirada en la esposa de Bill Clinton, Hillary Clinton. La forma en la que dotó de vitalidad debido a su trabajo en la beneficencia; rompió con el acartonamiento de las parejas de los ejecutivos e instauró una nueva forma de ver el poder y ejercerlo. Desde que Jacques Chirac ascendió en el mundo de la política, esto fue posible debido a que su esposa se hizo cargo de todas las labores del hogar.
Pero su conocimiento no solo se limita a las labores hogareñas, sino que ha sido la única Primera Dama que ha ocupado cargos electivos, fue concejal en la Corrèze y adjunta del alcalde de Sarran. Bernadette es una mujer que entendió el poder no solo desde los cargos de representación, los estudios y la labor social como otras de sus pares. Sino que a través de la moda, estableció una imagen atractiva hacia el electorado y la ciudadanía.
No solo fueron las prendas Coco Chanel y Karl Lagerfeld, la inquilina del Elíseo deslumbraba al país con sus sombreros, vestidos y bolsos. Sin embargo, no solo fue a través de la ropa como Berardette demostró su facilidad para ejercer el poder; esta fue haciendo caso omiso a las notas y dichos sobre las constantes infidelidades de su marido. Se sabía que Chirac tenía una debilidad no solo por el poder, eso lo explican sus intentos de convertirse en presidente desde los años ochenta, sino que las mujeres eran otro punto débil del ejecutivo.
Chirac fue conocido por tener diversas amantes, mientras sostenía un matrimonio con Bernardette. Desde la periodista del diario Le Figaro, Jacqueline Chabridon; Michèle Barzach, MInistra de la Sanidad durante su gobierno; y la actriz Claudia Cardinale. Entre todas esas mujeres, Bernardette mantuvo la paciencia y hasta cierto punto la sumisión como se estilaba en esos años. Su esposa demostró quien tenía el poder al ignorar todas esas aventuras que se publicaban en revistas o que corrían por los pasillos de la residencia oficial.
Una de las hazañas y confrontaciones más fuertes de las que se tiene registro, fue cuando Chirac comenzó a salir con la periodista, Jazqueline Chabridon quien cubrió la campaña presidencial de 1975. El entonces Primer Ministro y la reportera sostuvieron un romance que puso en vilo la candidatura de Chirac. Las cartas que le enviaba y su romance fueron abordados por orden de su esposa, como si de un asunto de Estado se tratara.
Fue su coordinadora de campaña quien le pidió terminar con la reportera, pues la ciudadanía no vería con buenos ojos a un presidente infiel. Una semana después, el departamento de Chabridon fue asaltado y solo se llevaron las cartas que Chirac le escribía. Se dice que la autora intelectual fue la misma Bernardette quien pidió recuperar esas cartas y así evitar ser la burla de todo el país. Seguido de esto Chirac se enfocó en su campaña, pero perdió frente a Mitterrand; no volvió a ver a la reportera.
Bernardette aguantó todo y de todo; de esta forma logró consolidar su imagen que hasta hoy en día sigue siendo una de las primeras damas más admiradas y cuestionadas. Símbolo de abnegación y sumisión para unas; para otras ha sido un ícono del poder político por debajo de la mesa. Existen opiniones encontradas, lo cierto es que fue una de las mujeres más importantes de la historia francesa. Incluso, cuando Chirac dejó el poder era posible ver a Bernardette en fiestas de media noche y en cenas.
Ya sin la compañía de su esposo una vez fue interpelada por un periodista, a lo que ella respondió “yo soy yo, mi marido es mi marido. Él es aburrido y se va a la cama temprano”. La respuesta se hizo viral y a los ojos de muchos fue una forma de devolver una mínima parte de todo lo que el ejecutivo le hizo pasar a lo largo de tantos años. Las dudas sobre el caso Chirac siguen siendo amplias, lo que ha dado pie a la escritura de números libros y textos.
