Sebastián Godínez Rivera

En Estados Unidos, la Corte Suprema atraviesa una crisis de legitimidad debido a ciertas decisiones que ha tomado como dotar de inmunidad al expresidente y candidato Donald Trump, la prohibición de derechos reproductivos y la falta de transparencia. El máximo tribunal ha sido objeto de críticas por su opacidad, pero a esto se suma desaprobación a su trabajo.

La Corte ha alcanzado el nivel más bajo de acuerdo a Gallup solo comparado a 2006 cuando el tribunal llegó al 42% de aprobación. Actualmente, se encuentra en el 43% debido a los hechos antes mencionados. Cabe destacar que el modelo de justicia norteamericano, es completamente partidista; es decir, los jueces anteponen su ideología a la ley y no ocultan sus preferencias.

El tribunal se compone por nueve asientos, de los cuales seis están ocupados por republicanos y los otros tres pertenecen a los demócratas. Bajo esta tónica, es posible afirmar que la justicia es cosa de partidos y no necesariamente de una carrera judicial o unas anteojeras de imparcialidad que permiten dictar sentencias de acuerdo al derecho.

Por eso mismo, Gallup ha logrado medir las simpatías entre la ciudadanía republicana y demócrata; los primeros han llegado a un nivel del 66% de aprobación de la labor del tribunal, frente al 15% de los demócratas. En el caso de los republicanos, es obvia la respuesta ya que al tener la mayoría y defender un líder carismático como Trump le ha ganado las simpatías de un grosso de la población.

Por otro lado, los demócratas han criticado las decisiones judiciales, porque consideran que se ha antepuesto un hombre sobre la ley. A esto se suma un 44% de personas sin partido que evalúan de forma deficiente el papel de la Corte. Cabe destacar que los padres fundadores como Hamilton, Jay y Madison establecieron la importancia de que el Poder Judicial sea guardián de la Constitución y control de otros poderes.

Sin embargo, en el famoso libro El Federalista establecen la importancia de la independencia judicial y el compromiso de las y los jueces con la justicia. Muchos cuestionamientos han surgido sobre la temporalidad del cargo, porque desde la aparición del máximo tribunal se estableció que su cargo es vitalicio y no pueden ser removidos. Además, de que son propuestos por los ejecutivos en turno y avalados por el Senado, por lo tanto, su carrera está ligada a la ideología del partido político.

Un dato curioso sobre la designación de jueces constitucionales es que solo 32 presidentes de 46 que ha tenido la república, han nombrado a uno o varios integrantes. En primer lugar empatan George Washington y Franklin Delano Roosvelt con 8 jueces nombrados cada uno; frente a James Monroe, John Quincy Adams, John Tyler, Millard Fillmore, Franklin Pierce, James Buchanan, James Garfield, Grover Cleveland, William McKinley, Calvin Coodlige, Gerald Ford, George W. Bush y Joseph Biden con 1 juez nombrado.

Como podemos ver la designación de jueces sólo puede darse tras el fallecimiento de uno o varios perfiles, de esta forma el ejecutivo en turno puede colonizar el tribunal con jueces republicanos o demócratas. Uno de los principales cuestionamientos al modelo estadounidense son los nexos con la ideología; sobre todo, en un momento donde el radicalismo ha asumido el poder y ha puesto en entredicho los preceptos del liberalismo.

En este contexto, el actual presidente Biden ha hecho un llamado para hacer una enmienda constitucional en materia judicial en la que se aborde: 1) que ningún ejecutivo puede tener inmunidad; 2) modificar el cargo vitalicio a 18 años para ocupar el cargo; y 3) establecer controles para que jueces sean más transparentes, osea, establecer un Código de Ética. La propuesta ha generado cuestionamientos entre republicanos y demócratas los cuales consideran que es un tema espinoso.

Empero, el tema del Poder Judicial en Estados Unidos está atravesado por la ideología y el partidismo, en vez de la anteposición del derecho. Ahora bien, pueden existir jueces que tienen la capacidad de separar sus preferencias del derecho y garantizar el imperio de la ley; pero históricamente las sentencias han estado dotadas de partidismo lo que merma el acceso a la justicia. Incluso, algunos estudiosos en libros como:

  1. The Supreme Court: The Personalities And Rivalries That Defined America.
  2. Making the Supreme Court: The Politics of Appointments, 1930-2020.
  3. The Shadow Docket: How the Supreme Court Uses Stealth Rulings to Amass Power and Undermine the Republic.

En estos libros se ha planteado que la Corte funge como una suerte de superpoder que dota de facultades a las legislaturas, gubernaturas y ahora a la presidencia en casos como el de Trump. Esto ha vulnerado el equilibrio de poderes a los ojos de la ciudadanía quien ha llegado a considerar que se ha erigido como un superpoder. Esta discusión ha llegado al punto que el Poder Judicial ha sido arrastrado al tablero político por Kamala Harris quien ha abrazado la iniciativa de Biden; frente a un Donald Trump quien constantemente ataca a otros jueces y los señala de perseguirlo para impedir que gane la presidencia.