Sebastián Godínez Rivera

El 5 de noviembre fueron los comicios presidenciales en Estados Unidos y a pesar de las estimaciones de una contienda reñida entre Donald Trump y Kamala Harris. La realidad superó a las encuestas y a algunos comentócratas, quienes veían una victoria aplastante de la contendiente demócrata.

La sorpresa no solamente fue por el virtual triunfo del republicano, quien será el segundo mandatario en ocupar la presidencia en dos ocasiones de forma no continua. El primero fue Grover Cleveland quien fue el mandatario número 22 y 24 porque perdió la reelección frente a Benjamin Harrison. Lo mismo ocurrió con Trump quien gobernó de 2016-2020, perdió frente a Biden y en 2024 volvió a ganar.

Este hecho ocurrió a nivel presidencial, pero la sorpresa fue que los republicanos ganaron la mayoría en el Senado el cual había estado en poder de los demócratas. Mientras tanto, en la Cámara de Representantes las proyecciones muestran una mayoría del partido del elefante, lo cual colocaría al nuevo presidente en un gobierno unificado. Con un poder que no se había visto al menos desde 2016.

En los sistemas presidenciales con sistemas bipartidistas, donde solo hay dos fuerzas políticas que tienen relevancia y que pueden hacerse con el control de los espacios de representación. Los demócratas no concibieron un escenario en el que hubiera una cascada de votos en el legislativo que mermara su fuerza en el congreso. Sin embargo, con un líder carismático este escenario no puede ser descartado.

A nivel federal los republicanos arrasaron en dos poderes de la unión y si se toma en cuenta que la Corte Suprema está integrada por 6 jueces republicanos frente a 3 demócratas, podemos decir que Trump tiene el poder absoluto. Un presidente con todo el poder, puede ser peligroso para las instituciones y la ciudadanía; en El Federalista Madison, Jay y Hamilton plasmaron la importancia de la división de poderes para que existieran contrapesos, pero la historia ha cambiado.

No obstante, la realidad supera la teoría y con un gobierno unificado habrá que dar seguimiento al comportamiento institucional, miembros del gabinete y el propio presidente.  Asimismo, es pertinente señalar que cuando las instituciones no logran detener o satisfacer las necesidades de la población están condenadas a perecer y las instituciones norteamericanas se han mantenido rígidas lo cual es un elemento que sirve para explicar el triunfo del trumpismo.

A nivel estatal, los republicanos también se llevaron el triunfo en 8 de las 11 gubernaturas en disputa y los demócratas solo 3. El mapa de la Unión Americana se pintó de rojo desde Pensilvania hasta Wyoming, el centro del país optó por el trumpismo y solamente la costa oeste y este son de color azul. Otro elemento a tomar en cuenta es que de acuerdo a las tendencias Trump se quedaría con los cinco de los seis estados péndulo: Pensilvania, Georgia, Arizona, Wisconsin,, Nevada y Carolina del Norte. Solamente Michigan no ha comenzado el conteo.

A grosso modo este es un análisis del triunfo republicano y de quien asumirá el poder en enero de 2025. Trump ejercerá el poder cuatro años más, sin embargo, el Partido Republicano no ha hecho nada por despersonalizar al instituto, lo cual podría generar una crisis interna. El problema es que cuando un líder carismático deja el poder su partido entra en crisis debido a la centralización del poder.

Las y los estadounidenses votaron a Trump no por ser republicanos, sino porque son trumpistas. Al terminar su mandato posiblemente se inaugure la etapa de trumpismo sin Trump, es decir, que personajes intenten adoptar posturas o mimetizarse con el magnate para mantener esta corriente ideológica. Lo vimos en las primarias republicanas con un Ron DeSantis que intentó mimetizarse y no lo logró; el vicepresidente J.D. Vance es muestra de ello y no deberíamos descartar.

Mientras que el Partido Demócrata tiene mucho que repensar sobre la derrota electoral, su agenda política, su zona de confort dentro del establishment y hasta cierto punto la adopción de políticas progresistas que no encajan con su electorado. La correlación de fuerzas dentro del partido deberá estabilizarse y deberán entrar en un periodo de reflexión, sobre todo, por los elementos que causaron la derrota de Harris.