Sebastián Godínez Rivera

En la Ciencia Política los estudios sobre populismo, liderazgos y el ascenso del autoritarismo han cobrado relevancia en todo el mundo. Existe una tendencia de la ciudadanía de los países post comunistas por la elección de liderazgos que pueden ser catalogados como nacionalistas, xenófobos, euroescépticos y autoritarios. En Europa central estos países se han visto influenciados por su vecina Hungría, Polonia y Serbia que son denominados como democracias iliberales.

El primer ministro eslovaco, Robert Fico, ha sido una figura relevante en el escenario político desde que se desintegró Checoslovaquia, dando paso a República Checa y Eslovaquia. Fico inició su carrera política en el Partido Comunista, luego militó en la Izquierda Democrática entre 1995-1999; y finalmente, fundó un instituto político socialdemócrata Smer-SD con el cual se convirtió en jefe de gobierno en 2006.

A pesar de ser un socialdemócrata se unió con el partido nacionalista SNS quien mantiene una retórica agresiva contra la inmigración y los refugiados. Tras la crisis de 2008 y durante los comicios de 2010, Fico no logró la mayoría y salió del gobierno. Sin embargo, en 2012 volvió al poder y luego debió llamar a comicios anticipados en 2016 con los cuales retuvo el poder. Hasta ese momento Fico se había mantenido con posiciones centristas y moderadas hacia la Unión Europea, la comunidad de la diversidad sexual y el pluralismo.

Sin embargo, en 2018 se vio obligado a dimitir tras el asesinato del periodista de investigación Jan Kuciak y su prometida, Martina Kušnírová. El escándalo estalló debido a que el comunicador había estado investigando presuntos nexos del gobierno eslovaco con la mafia italiana. Tres años después durante la pandemia de Covid-19 volvió al gobierno, pero su ideología había cambiado y su discurso se había tornado agresivo.

Hasta este punto es posible afirmar que hubo una mutación en sus posturas hacia el radicalismo y el nacionalismo europeo. Una hipótesis es por el avance que habían tenido estas posturas desde que Donald Trump asumió la presidencia en 2017. Sin embargo, hay antecedentes de su colaboración con el nacionalismo conservador desde su primer mandato; quizá al ver la proliferación de liderazgos como Viktor Orban y Andrzej Duda aunado a los partidos como Rassemblement National en Francia, el Partido de la Libertad de Austria y Vox en España.

Derivado de la ola migratoria que estalló en 2015 Fico adoptó posturas xenófobas que se volvieron atractivas para la población. También se ha posicionado en contra de Ucrania, al llamarlos población de nazis y fascistas. Por otro lado, se ha posicionado como un defensor de Vladimir Putin, puesto que ha declarado que “han demonizado su imagen y no es tan malo”. Además, se ha posicionado en contra de la Unión Europea y de la cual ha expresado que Eslovaquia solo está dentro de ella porque les dan fondos.

No obstante, sus posturas se han radicalizado en torno a los políticos de su propia nación, pues llegó a considerar a la presidenta, Zuzana Caputova, como una “marioneta de Estados Unidos”. Dentro de este tenor, el radicalismo y las posturas políticamente incorrectas han ganado un lugar central en el viejo continente, sin embargo, existe una variable que es decisiva tiene que ver con las transiciones a la democracia que se dieron tras el derrumbe del socialismo real.

Politólogos como Steven Levitsky y Lucan Way han analizado a estas naciones post soviéticas que con la llegada de la democracia y la economía del libre mercado adoptaron modelos occidentalizados. Empero, esto no cambió de forma radical la visión de la política nacional, así como tampoco generó un bienestar extendido a la población lo cual es una forma de entender la atracción por liderazgos que no necesariamente actúan dentro del marco de la democracia liberal.

Eslovaquia puede ser catalogada como una democracia iliberal puesto que cuenta con elementos democráticos como elecciones periódicas, pero a su vez ha adoptado elementos del autoritarismo. Por ejemplo, su gobierno ha impulsado un plan para hacerse con el control total sobre la televisión y la radio públicas. También reformó el código penal y eliminó un fiscal especial anticorrupción con lo que el país ha dado un paso hacia la opacidad. Algunos de sus críticos consideran que está siguiendo los pasos de Viktor Orbán en Hungría.

Curiosamente hay un elemento no muy común en Fico en comparación con otros personajes nacionalistas y es que se asume como un miembro de la socialdemocracia y su partido Smer se identifica con la izquierda. A diferencia de otros liderazgos quienes se asumen abiertamente de derecha, el premier eslovaco es la excepción y lo cual no es una característica de los autoritarismos europeos.