Por Fer Valdés
México enfrenta una crisis política y democrática marcada por divisiones internas en Morena, el partido en el poder, y decisiones que amenazan la estabilidad institucional.
La ausencia de Ricardo Monreal en la plenaria de Morena evidencia tensiones profundas, exacerbadas por disputas por el control de candidaturas para 2027 y la exclusión de Monreal de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral, liderada por Pablo Gómez.
Esta reforma, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, propone reducir el presupuesto del INE, eliminar el financiamiento a partidos y suprimir los legisladores plurinominales, generando resistencia incluso entre aliados como el PT y el PVEM, que dependen de estos escaños.
Monreal defiende la representación proporcional, pero Gómez limita la participación al círculo de la Comisión, cuestionando la inclusión ciudadana.El manejo reactivo de Morena se refleja en casos como la liberación de Israel Vallarta, cuya impugnación tardía por el fiscal Alejandro Gertz Manero fue aprovechada políticamente, y en la imposición de aranceles al calzado asiático, retrasada pese al colapso de la industria nacional.
Estas decisiones, impulsadas por presión externa, evidencian descoordinación. Además, declaraciones de Luisa Alcalde acusando a la oposición de “vendepatrias” buscan desviar la atención de problemas como la inflación del 5.6% en 2024 y la pérdida de 300,000 empleos formales, según el IMSS.El ataque al INE, con propuestas que limitan su autonomía, y la mayoría calificada de Morena en el Congreso, reforzada por la adhesión de senadores del PRD, amenazan con consolidar un sistema autoritario.
Mientras, los 500 diputados se asignaron 29 millones de pesos para gastos, contradiciendo el discurso de austeridad. México necesita liderazgo que una, fortalezca instituciones y fomente transparencia, exigiendo acción ciudadana para proteger la democracia.

