Sebastián Godínez Rivera

República Checa tuvo elecciones parlamentarias el 3 y 4 de octubre para elegir al nuevo primer ministro. El nacionalismo resultó victorioso de estos comicios con 34,7%, mientras que la coalición liberal gobernante Spolu del primer ministro, Petr Fiala obtuvo el 23,3%. Le sigue el partido de los Alcaldes con el 11,2%; luego el partido de los Piratas con 8,9%.

El quinto lugar fue para el partido extremista y prorruso SPD con 7,8%, por último, el antisistema Motoriste obtuvo el 6,8 %. La fragmentación en el parlamento obligará a que el partido mayoritario pueda constituir un gobierno, se necesitan 101 escaños de 200 en el legislativo. Los liberales de Spolu y Alcaldes no alcanzan el número para investir gobierno, ya que cuentan con cincuenta y dos y veintidós parlamentarios respectivamente.

Mientras que el partido populista Acción de Ciudadanos Descontentos (ANO) obtuvo ochenta asientos. SPD tiene quince parlamentarios y Motoriste trece; el dirigente del partido mayoritario Andrej Babis ha dicho que buscará negociar con estos partidos para formar gobierno. Cabe destacar que Babis ya fue primer ministro entre 2017 y 2021, se le ha identificado con el populismo, la xenofobia y anti establishment.

Babis es un animal político difícil de catalogar puesto que muchos lo comparan con el presidente estadounidense, Donald Trump y el finado primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Se le cataloga con estos personajes porque Babis es un magnate que aspira a ejercer el poder desafiando a la élite tradicional y con un discurso antisistema en el que ataca los políticos de izquierda y derecha por ineficientes y corruptos.

Cabe destacar que los populistas han sido una constante en Europa central y del este como Robert Fico de Eslovaquia, Viktor Orbán de Hungría, el presidente polaco Karol Nawrocki o el presidente serbio Aleksandar Vucic. No obstante, Babis a diferencia de los populistas tradicionales es dueño de un imperio de medios de comunicación, lo que le ha permitido impulsar su carrera política y maximizar su mensaje.

Babis ha declarado que no se opone a la Unión Europea y que tampoco es un personaje prorruso. Si bien, se opone a entregar recursos a Ucrania para solventar la guerra, él ha dicho que “no es un soldado” para promover el belicismo. Además, es un personaje pragmático que velará por sus intereses económicos, aunado a que su agenda no está bien definida; esto ha sido característico desde su primer mandato.

Incluso como diría el politólogo Casi Mudde, hay personajes que utilizan el populismo discursivo para ganar cargos de poder, pero en el ejercicio de este son moderados. Por otro lado, esto no debe confundirse con el populismo como estilo de gobierno que divide a la sociedad y dinamita los contrapesos. Otro apodo que se le ha puesto es “el Trump checo”,  cabe destacar que esta forma de denominar a personajes con discursos incendiarios es una generalización y carece de fundamentos.

Otro elemento a tomar en cuenta es que al no tener una mayoría unipartidista deberá negociar con otros institutos políticos lo cual puede moderar o radicalizar su postura. Como se ha visto en otras repúblicas parlamentarias, Austria, la llegada de un personaje radical no se traduce en que este pueda imponer la totalidad de su proyecto. Por ejemplo, cuando dirigió el gobierno entre 2017 y 2021 se opuso a celebrar un referéndum para que República Checa saliera de la Unión Europea.

En este tema ha insistido en analizar las razones por las que Reino Unido salió del órgano supranacional, pero no ha mostrado intenciones de seguir el mismo camino. Empero, tiene visiones contrapuestas con el europeísmo como la descarbonización, la cuota de migrantes y el financiamiento a la guerra. En el Parlamento Europeo pertenece al grupo Patriotas por Europa, el cual aglutina a diversos personajes de corte nacionalistas, xenófobo y radical.

Una hipótesis es que al no contar con la mayoría parlamentaria su tentación autoritaria está contenida debido a la fragilidad de una coalición gobernante. Otra posible causa es que los checos no han sufrido el fenómeno de la presidencialización del sistema parlamentario, es decir, que el primer ministro se erige como ejecutivo poderoso, no rinde cuentas al parlamento y elabora procesos para acumular poder.

Finalmente, la construcción del gobierno surgirá de las negociaciones con otros partidos, por tal razón, es prematuro denominar las pautas de su gobierno. Esto no le exime de posturas polémicas como las que se señalaron con antelación, sin embargo, catalogarlo de forma tajante como un ultraderechista o el “Trump checo” constituye un juicio de valor carente de pruebas o análisis técnico.