
Sebastián Godínez Rivera
Durante mucho tiempo se ha dicho que las ciencias naturales como la química, la física y la biología se han utilizado como armas, por ende, se les ha dado un mal uso. La bomba atómica lanzada sobre Hiroshima y Nagasaki (1945) surgió de estudios físicos. En la película Oppenheimer se dramatiza una conversación entre Einstein y Oppenheimer en la que el primero le dice al otro “Ahora es tu turno de lidiar con las consecuencias de tu logro».
Durante décadas se ha destacado que la ciencia puede ser utilizada para el bien o el mal; incluso el novelista Michael Crichton llegó a escribir “las peores cosas en el mundo se han hecho con las mejores intenciones”. Sin embargo, esto despierta la pregunta, las Ciencias Sociales, en especial la Ciencia Política, ¿Tiene un pasado oscuro? ¿Ha sido utilizada de forma incorrecta y es así, ha generado secuelas en las sociedades? La respuesta es SÍ.
La propaganda de la Alemania Nazi, impulsada por Joseph Goebbels impulsada desde el Ministerio de Propaganda no fue una ocurrencia. Fue una estrategia medida que manipuló a las masas alemanas, convenciéndolas de ser un pueblo elegido, de su grandeza y los formó dentro de una visión bélica. Las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial también descansan sobre las Ciencias Sociales, al punto que en materias de comunicación política, la estrategia de Goebbels es un ejemplo de cómo se manipula a la ciudadanía.
Ejemplos más recientes datan de la Tercera Ola en 1967, cuando el profesor de historia Roy Jones utilizó un experimento para convencer al estudiantado de cómo las sociedades libres pueden caer ante el autoritarismo. Formó un movimiento que sedujo poco a poco a los estudiantes hasta que forjó un modelo policial; los estudiantes buscaban militantes y se casaban con una ideología, denunciaban a quienes no pensaban como ellos.
Al final del experimento cuando el maestro prometió que conocería al gran líder; los alumnos del movimiento estaban felices en el auditorio esperando al jefe máximo. Se prendió un televisor en el que apareció Hitler, lo que generó llanto, crisis nerviosa y shocks, puesto que Jones les mostró que habían actuado igual que los alemanes durante el nazismo. El experimento duró cinco días; tras los resultados fue expulsado de la escuela.
Otra muestra del mal uso de las Ciencias Sociales tiene que ver con Henry Kissinger, Secretario de Estado de Richard Nixon. Este personaje de un gran conocimiento de geopolítica y relaciones internacionales se convirtió en uno de los personajes más oscuros para América Latina. Forjó la doctrina de Seguridad Nacional, la cual se enfocó en el combate al socialismo en la región.
Kissinger diagnosticó cada uno de los países a los que consideró amenazas; sus textos y estudios fueron utilizados metódicamente para derrocar gobiernos. Regímenes como los de Chile, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Ecuador fueron derrocados y el mando fue asumido por militares. Esto se tradujo en represión a las oposiciones, la adopción de estados policiales y tácticas de represión que cobraron miles de vidas.
Los verdugos tienen nombre y apellido, Pinochet, Figuereido, Videla, Banzer, Stroessner entre otros. La inteligencia se Kissinger sirvió para avalar una de las mayores atrocidades en la región; los nombres mencionados con antelación, despiertan recuerdos de un pasado turbulento en América Latina. Es imposible negar la lucidez de un hombre que murió a los 100 años, pero que ha sido polémico a nivel mundial.
La Ciencia Política también se ha utilizado para fundamentar el racismo y la exclusión. Arthur de Gobineau, diplomático y escritor francés teorizó el racismo científico para argumentar que los europeos eran superiores a los africanos y con ello impulsar el colonialismo. Charles Murray ha dicho que la raza define la inteligencia y las capacidades. Estos personajes han utilizado la teoría y los datos para justificar posiciones cuestionables.
Finalmente, en la transitología, existe una corriente de autores que consideran que las intervenciones militares son necesarias para la democratización de las naciones. Personajes como Michale Ignatieff, Anne- Marie Slaughter, Michael McFaul o Jeanne Kirckpatrick son algunos de los que consideran que la política estadounidense de promoción de la democracia debe ser ejercida incluso por la injerencia en otras naciones.
Esta posición cuestionable que ha generado tensión entre los transitólogos de otras corrientes quienes toman en cuenta otros elementos para el derrumbe de los autoritarismos. Como podemos ver la Ciencias Sociales han sido utilizadas de forma obscura, sin embargo, su papel pasa desapercibido porque mediante las teorías y la revisión de variables se han sustentado acciones atroces en el mundo.
