
Sebastián Godínez Rivera
Todos los regímenes del mundo sean democráticos o autoritarios necesitan de la burocracia para sostenerse. En un texto anterior se analizaron los factores que permiten a la administración pública fungir como elemento de democratización. Este texto no se refiere al funcionamiento de los viejos autoritarismos del siglo XX, sino a cómo los nuevos mediante mecanismos formales e informales debilitan a las burocracias y las hacen parte de sus proyectos autoritarios.
Algunos estudiosos consideran que las burocracias son rehenes de su propia estructura rígida y jerarquizada, por lo tanto, cuando un líder autoritario llega al poder, esta debe cumplir con las políticas públicas designadas. Así como en democracia el mérito y el conocimiento son los mecanismos para un buen gobierno; en los autoritarismos el desprecio por los reglamentos y la tecnicidad puede ser socavada por incentivos económicos, personales y de control.
Weber teorizó que la burocracia cuenta con el mecanismo de dominación legal por las funciones que desempeña. Esto puede generar enfrentamientos con los líderes electos democráticamente, los que son carismáticos (populistas) y quienes ejercen el poder de forma despótica. Por tal razón, la cooptación de las burocracias debe ser considerado como un tema central en el proceso de debilitamiento de la democracia y la erosión institucional.
La designación de perfiles políticos es una forma de ejercer control sobre instituciones incómodas que deben obedecer a la cabeza. La toma de decisiones puede ser analizada y cuestionada, pero esto lleva a la persecución y presión sobre quienes lo hagan. Es un mecanismo de coerción que merma la tecnicidad y obliga a la improvisación o a la adopción de políticas públicas que son perjudiciales.
Asimismo, esto se acompaña de incentivos que premian la lealtad y no la tecnicidad, como se dice “son 90% leales y 10% técnicos”, lo que genera un debilitamiento de la propia burocracia en sus rangos medios y bajos. Esto incentiva el surgimiento de corrupción lo que termina carcomiendo a la administración pública y afectando a la ciudadanía en la implementación de servicios o con el cumplimiento de trámites.
Empero, cuando esto ocurre hay una reacción extraña de la ciudadanía y es que cuando los servicios fallan no exigen cuentas al líder político, sino a la burocracia. Si la impartición de justicia es lenta o no favorece a una parte, es culpa de los jueces; si el presupuesto es excesivo para las elecciones, es culpa de la burocracia dorada. Si en las universidades las líneas de investigación no se apegan al proyecto político es por la estructura.
La burocracia ha fungido como esponja porque absorbe la responsabilidad del mal funcionamiento de las políticas que pone en práctica el gobierno. El cuestionamiento no va directamente hacia quien ejercer el poder, sino contra la estructura. A esto se suma la lealtad hacia un personaje; lo que antepone el partidismo y deja omite la profesionalización.
Esto se traduce en malas prácticas que se reproducen en diversos gobiernos como el nepotismo, la corrupción o el desvío de recursos. En regímenes autoritarios la cooptación de la burocracia permite la estabilidad hasta cierto punto; si bien, se realizan cambios en las secretarías y direcciones, la estructura permanece casi intacta. Nicaragua es el mejor ejemplo, el orteguismo ha gobernado desde hace veinte años, la tecnicidad ha sido desechada y la lealtad es el motor de la Administración Pública.
La burocracia es un pilar del autoritarismo, el cual se está preparando para el traspaso de poder de Daniel Ortega o Rosario Murillo. Otros regímenes como el de Corea del Norte, Vietnam y Cuba tienen larga data de control burocrático lo que les permite la permanencia en el poder a pesar de los factores que puedan golpear al régimen. Los burócratas se han convertido en correas de transmisión que atienden por lealtad o por miedo las instrucciones.
Ahora bien, las burocracias también pueden ser resilientes a los cambios como las democratizaciones. Si están motivadas por incentivos heredados del autoritarismo estas pueden oponerse a los cambios democratizantes e incluso subsistir durante los procesos de transición. Su lógica funciona en ser estáticos, lo que se traduce en instituciones rígidas, por tal razón, no son receptivas a las demandas de la población.
Esto puede generar lo que en Ciencia Política se denomina enclaves, es decir, cotos de poder que impiden la democratización progresiva, sino que conviven con el pluralismo. Guillermo O´Donnell analizó el Estado y teorizó que cuando la burocracias heredadas del régimen anterior, tienden a formar Estados esquizofrénicos, es decir, la autoridad de este y su capacidad de atender problemáticas desaparece.
A esto se suma la falta de transparencia, mientras en democracia las burocracias son sujetas de escrutinio, en los autoritarismos no. Al contrario, rinden cuentas a quien les ha permitido permanecer en el cargo y no a la ciudadanía. La opacidad genera corrupción y esto entorpece la implementación de políticas públicas, la cual está sujeta al visto bueno de un individuo, en algunos casos del presidente.
Por ejemplo, las transiciones a la democracia de Europa del este heredaron los aparatos de seguridad, espionaje y vigilancia de los regímenes unipartidistas. Sus burocracias actúan bajo los esquemas del autoritarismo, las cuales son fundamentales para neutralizar a los opositores. Bielorrusia, Georgia y Rusia son muestra de estos vestigios autoritarios, dónde la efectividad es alta, porque sirve para mantener el status quo.
Por último, las burocracias profesionales que se corrompen, también son responsables del retroceso democrático ya que anteponen sus intereses. Esto no quiere decir que dejen a un lado la tecnicidad o que se vuelvan activistas, al contrario, han optado por maximizar sus beneficios a costa del profesionalismo y el conocimiento. Así como pueden ser factores de democratización, también pueden serlo de autocratización.
