Sebastián Godínez Rivera

La situación política del país no es lo único que se encuentra mal, a pesar de la verborrea de la presidenta, la economía pende de un hilo. Una economía endeble siempre pone a temblar al grueso de la población, por el miedo a perder sus canales de subsistencia, ingresos y bienes materiales. Mientras Sheinbaum inventa cifras alegres sobre la economía, la realidad es que todo se ha encarecido desde los alimentos, la ropa y hasta el capital cultural, libros, cine, arte etc. 

El gobierno de la 4T no se cansa de regalar dinero a costa de endeudar al país. Sin duda no solamente no saben gobernar, sino que tampoco de economía; no han leído a los premios Nobel Joel Mokyr, Phillipe Aghion y Peter Howitt y sus aportaciones al crecimiento sostenido Sus seguidores no conocen a Paul Krugman quien hizo seguimiento a la geografía y los flujos del comercio internacional. 

En México les gusta el famoso humanismo mexicano, el cual no es un modelo económico, ni una doctrina, sino pura demagogia y populismo. Escuchar al oficialismo llenarse la boca de este postulado solo me hace pensar Por favor, ya no hables de economía ¿Si?. Se atreven a hablar sin fundamentos y sin conocimiento de temas macroeconómicos diciendo que “México es ejemplo de crecimiento para el mundo”; la ignorancia es atrevida. 

No tienen las credenciales para tocar esos temas, puesto que no conocen la disciplina fiscal teorizada por Friedman, Hayek o von Mises. El gasto que están haciendo y acrecentado la deuda, solo es muestra de improvisación. En el congreso la bancada mayoritaria celebra el crecimiento, el cual no se traduce en mayores oportunidades para las y los mexicanos. Si bien, el gobierno de López sacó a 13.4 millones de personas de la pobreza, la estrategia sigue siendo endeble. 

No han querido hacer un diagnóstico integral y comparativo con otros países como Brasil que llevó a un amplio sector de la población hacia la clase media; quizá el conocimiento está peleado con la 4T. La ciudadanía a diario vive el encarecimiento no solo de la canasta básica la cual cada vez cuenta con menores ingredientes. Por ejemplo, la gente debe tener acceso a café, galletas, pasta, carne de todo tiempo entre otras cosas; sin duda eso no es realidad en México. 

Esto es muestra de que tampoco han leído a Philippe van Parijs y Yannick Vanderborght quienes realizaron estudios del ingreso básico universal en países europeos. Encontraron que este acompañado de oportunidades de movilidad social, son un modelo que permite sacar a los más desfavorecidos de su postración. En un mundo interconectado, la tecnología puede ser un detonante económico, pero se necesita voluntad política y conocimiento.

Los morenistas no conocen a David Laibson y John A. Lista sobre la innovación en la economía; también está Simon Johnson, James Robinson y Daron Acemoglu quienes han investigado las fuentes de la desigualdad en diversas naciones. Ellos se centran en el estudio de la prosperidad y el análisis de las condiciones estructurales que imposibilitan o impulsan el desarrollo.

No es posible que el gobierno no entienda y tampoco tenga las bases técnicas, sobre todo porque el país ha estado en al menos cuatro ocasiones al borde de la recesión. Asimismo, con todas sus reformas para autocratizar el país han generado incertidumbre en la comunidad internacional. Lo ha dicho el propio Estados Unidos, el próximo año que es la revisión del Tratado de Libre Comercio revisarán en lo que México ha fallado; osea, el sometimiento del poder judicial y la desaparición de órganos reguladores.

Pobre Mexiquito sin certidumbre económica, la normalización de las crisis es algo que sobrepasa a los gobiernos morenistas. Desde la devaluación de 1976, pasando por la caída de los precios del petróleo en 1981-1982; la emisión de los nuevos pesos en 1993 y luego el error de diciembre de 1994. La historia sigue con la crisis mundial del 2008-2009 y a esta le siguió la crisis provocada por el Covid-19 2020-2021.

Sin duda el panorama político no es el mejor, pero tampoco el económico; la incertidumbre respira en la nuca de la ciudadanía. Porque una crisis económica arrastra a la pobreza a amplios sectores de la población; la gente pierde sus cosas, se endeuda, deja de tener cierto nivel de vida y comienza la lucha por la sobrevivencia. El gobierno morenista debería ser cuidadoso con las señales que manda al exterior, dejar a un lado la ideología y un poco de tecnicidad no le vendría mal.

Hay temas que la ideología no puede afrontar como la economía; las reformas electorales, judiciales y la política exterior. El país en manos de la presidenta con “A” que es inexperta en el terreno político y no entiende al mundo; a ella le acompaña una mayoría cegada por el fanatismo de un falso mesías; y un ejército sectario que aplaude las consignas diarias.