La Ley General de Aguas centraliza todo en Conagua, pero con recortes del 43% y solo 37 mil millones para 2026, no hay recursos para inspección, infraestructura ni cuencas sobreexplotadas; solo genera trámites y enojo sin beneficios reales.Las reformas fiscales suben impuestos a tabaco, alcohol y combustibles sin reforzar al SAT contra evasores, golpeando a familias mientras la recaudación se diluye en subejercicio o clientelismo.El paquete de 17 leyes contra violencia de género (2 dic) promete mucho, pero recorta refugios y disuelve fondos de la Secretaría de las Mujeres, repitiendo subejercicio crónico.Todas estas leyes carecen de presupuesto deliberadamente: permiten al gobierno presumir “avances históricos” sin rendir cuentas. Resultado: sequía, impuestos altos y feminicidios sin solución real. México no necesita más leyes decorativas, sino cumplimiento efectivo.