
Por Ruby Soriano
El fenómeno de la polarización política y social marca a una Comunicación Política en tiempos de pandemia, donde se conjugan elementos que van ligados a las acciones gubernamentales, salud, pobreza y el derecho a ejercer una democracia plural y representativa.
En países de América Latina como México, esta polarización es resultado de una guerra interna fraguada en la partidocracia y desafección política que golpea a grandes sociedades como la mexicana.
Varios elementos marcan a México en la polarización de estos tiempos: Un gobierno con falta de contrapesos sociales, discursos políticos fuera de la realidad, políticas públicas poco incluyentes, corrupción, violencia de género y feminicidios.
Esta confrontación entre gobiernos y grupos de la sociedad civil da como resultado una constante descalificación tanto de las acciones gubernamentales como de una debilitada y aislada oposición que poco puede hacer frente a tanta desinformación.
México como otros países de América Latina asume los costos de una mala gestión de crisis frente a una pandemia que ha dejado miles de muertes.
En el pasado proceso electoral intermedio, la sociedad mexicana reflejó enojo, desconfianza y poco interés de acudir a las urnas para elegir a quienes ya ejercen cargos de elección popular.
Los enfrentamientos sociales y políticos en tiempos de una crisis sanitaria se han convertido en grandes detonadores de fallas que evidencian las acciones erráticas de quienes hoy ejercen gobernanza.
Tan sólo en el último año, las sociedades de América Latina se han encargado de desplomar la popularidad de gobernantes y partidos políticos. En ellas, una palabra define la polarización en tiempos de pandemia, y ésta es: Decepción