Por Ruby Soriano

El canal de la familia mexicana acuñó por décadas la doble moral propia de un hombre exitoso en el negocio de la televisión como Emilio Azcárraga Milmo, y su imperio llamado Televisa, a través del cual se cometieron indescriptibles excesos encadenados por el silencio y complicidad de hombres y mujeres que a la sazón del éxito, permitieron todo. Y todo es todo.

Las recientes declaraciones de la cantante y ex integrante del grupo Timbiriche Sasha Sokol confirmó por fin, lo que siempre se manejó en la maraña de los negros rumores de la gran televisora que cobijó a cientos de actores y actrices de todas las edades y con la bendición del llamado Tigre Azcárraga.

La dolorosa declaración de Sasha vía sus redes sociales señala el abuso del que fue víctima a los 14 años a manos del productor Luis de Llano Macedo, el “Harvey Weisntein” de San Ángel.

Televisa no sólo ha sido una caja de sueños para el espectáculo en México, sino también una gran caja de pandora, desde donde se han suscitado vergonzosos abusos sexuales, laborales, pederastia, bullying, orgías, adicciones y todo tipo de excesos promovidos por sus figuras de primera línea, entre ellas, conocidos productores, conductores y actores de primer nivel.

Resulta una durísima realidad reconocer que hasta hace unos años, estaba “normalizada” la situación de que las jóvenes promesas infantiles del CEA (Centro de Educación Artística de Televisa) se les viera una vez que iniciaban su adolescencia, al lado de los productores cuarentones quienes les hacía “casting” personal prometiendo el estrellato a cambio del deleznable estupro.

El caso de Gloria Trevi y Sergio Andrade ha quedado como referente del abuso, violación y red de trata ejercida desde dos figuras que gozaron de las mieles del éxito en Televisa.

El testimonio de Sasha Sokol destapó la cloaca que está y nunca se ha ido en una empresa donde no sólo se comercializó el espectáculo, sino también las influencias y las relaciones sexuales, como una forma de escalar y consolidar la plana mayor de artistas del canal de las estrellas.

Si volteamos al pasado y escudriñamos entre los rostros telenoveleros, es fácil detectar a las y los jovencitos que pasaron por las manos de varios productores a cambio de consolidar trayectorias.

Además de Luis de Llano está el caso de productores como Pedro Damián con la actriz Paulina Goto, José Alberto Castro (El Güero) y Angelique Boyer, el sempiterno creador de “estrellas” y del aún hay más, Raúl Velasco e Ilse del grupo flans, la actriz Anahí y el actor Andrés García, la actriz Lucía Méndez con Luis Miguel, Thalía y Alfredo Díaz Ordaz, tan sólo por mencionar algunos.

Cobijados por el sello de todo un emporio televisivo del Tigre Azcárraga, florecieron los depredadores que durante décadas han estado amparados con la impunidad del silencio y de su poder laboral.

Lo ocurrido en la televisora de San Ángel se asemeja al #MeToo hollywoodense donde Harvey Weinstein se convirtió en el gran depredador sexual del mundo del espectáculo en Estados Unidos.

Hoy Televisa está en manos de Azcárraga Jean y preserva esos bajos instintos donde no sólo es la fábrica de sueños, sino también de horrores, donde algo es realmente monstruoso: El abuso infantil como sello y condición de esta gran televisora para consolidar a las grandes estrellas del espectáculo en México.

Al nombre de Sasha Sokol se irán sumando algunos más. Y sino al tiempo.  

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