La libertad de opinión en ningún momento debe estar condicionada a la aprobación de gobiernos, pero más aún de los empleados de estos gobiernos.

Mi columna de hoy: “Un gobernador desinformado” desató la ira de los serviles que hallan en las campañas de amenazas y difamación la estrategia más mediocre para intentar amordazar la opinión periodística y la libre expresión.

Y reitero dudar que el Gobernador Miguel Barbosa avale la bajeza de campañas negras que terminan por golpear a su propio mandato.

Lo planteado en mi análisis político de este lunes reitera lo que reconoce el propio mandatario sobre el engaño que ha sufrido de parte de varios de sus exfuncionarios y de la incompetencia de algunos en funciones, quienes no pueden cumplir mínimamente con sus responsabilidades.

Por lo anterior, planteo directamente al Gobernador Barbosa lo siguiente:

Gobernador Miguel Barbosa a usted lo siguen golpeando sus propios colaboradores, con estrategias erróneas y vergonzosas que la opinión pública no les atribuye a ellos, sino a usted como mandatario.

La mordaza, las amenazas y los ataques en contra de quienes ejercemos un periodismo crítico, hacen que los ojos apunten equívocamente hacia su persona Gobernador, cuando tendrían que exhibir a quienes, desde el oscurantismo y la cobardía, intentan frenar como sea la crítica hacia ellos.

La bajeza siempre lleva el sello inconfundible de los serviles. Esta vez quiero pensar que esta campaña de ataques y amenazas contra mi persona, no viene de usted Gobernador, sino de sus empleados.

RUBY SORIANO

PERIODISTA INDEPENDIENTE