Alquimia de Poder

Por Ruby Soriano

En menos de una semana Morena le dio el tiro de gracia a sus propias raíces que acuñaron inicialmente un movimiento de izquierda en México.

La candidatura del ex priista José Chedraui Budid a la presidencia municipal de Puebla, fue la pinza que cerró la negociación para confirmar que las llamadas “encuestas morenistas” son una gran simulación.

En el partido del Presidente Andrés Manuel López Obrador hoy se responde al sumiso dedazo lanzado desde las cúpulas morenistas.

El desaseo político con el que Morena eligió a sus 300 candidatos a diputaciones federales expuso algo más.

El morenismo puro fue rebasado por una horda de ex priistas en su mayoría y algunos panistas que con derecho de picaporte arribaron al partido de la cuarta transformación, para ocupar los lugares de privilegio que los “morenistas puros” dejaron escapar.

Morena atraviesa por su peor momento de credibilidad donde queda claro que adoptaron los viejos estilos de ese priismo en descomposición que mudó a la izquierda López-obradorista.

Y es que no es únicamente la figura de un personaje como Pepe Chedraui quien podría decirse por años llevó al priismo en su ADN, se trata de ver la desfachatez con la que se repartieron candidaturas por ejemplo a Rosario Orozco viuda del finado ex gobernador Miguel Barbosa. Una mujer que solicitó su derecho de piso en Morena casi casi como un mandato de ultratumba de su marido.

Así como ella, el gran perdedor en el camino a la gubernatura, Ignacio Mier reclamó la dote para su junior Nacho Mier Bañuelos.

Algo similar ocurrió con el premio que le dieron a Mario Miguel Carrillo sólo por ser primo de Mario Delgado, dirigente nacional de Morena.

Y como si todo lo anterior no bastara, a través del esquirolismo del Partido Verde que en Puebla es de Los Natale, colaron a Antonio Gali junior para disfrazarlo de aliado de las izquierdas.

Con estos excesos queda claro que Morena antes de consumar el actual sexenio ejerciendo el poder, dejó de ser el partido del pueblo.

Cuando uno mira a las cúpulas nacionales de Morena es difícil dejar de pensar en la venta de candidaturas, cochupos, acuerdos bajo la mesa y financiamientos ilícitos en temporada electoral.

Los morenistas siguen confiados en arrasar en este proceso electoral del 2024, sin embargo, esta confianza la siguen cifrando en una ola obradorista que ya no es tal.

También le apuestan a la indiscriminada inyección de dinero y no sólo público, sino proveniente de dudosos emisarios, sin preocuparse en el origen, sino anteponiendo como único objetivo, la victoria.

Hoy en Morena hay muchos infiltrados que han resultado los más beneficiados de esta mutación que deben y agradecen al líder nacional, Mario Delgado quien ha sido el principal ejecutor del chapulinismo multicolor.

La unidad morenista está lejos de resurgir, hay muchos resentidos que quizá no muevan un dedo y tal vez muevan muchos, pero en contra del que hasta hoy fue su partido, el de la transformación.

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