
Malinalli García Ruiz
«No podemos avanzar todos, si a la mitad se nos deja atrás”
Malala Yousafzai
Como seres humanos la vida en comunidad y la solución de los problemas sociales ha sido materia de discusión desde hace varios siglos, podemos situar el comienzo de este discurrir con la civilización griega que dejó sentadas las bases para su deliberación, a través de las obras de grandes filósofos como Sócrates, Plantón y Aristóteles en las que plasmaron sus ideas de lo que debía ser un hombre virtuoso y la formación de ciudadanos que construyeran el buen vivir.
Desde hace varias generaciones se dice que a las y los jóvenes no les interesa la participación política, que no son agentes de cambio, que se encuentran lejanos para involucrarse en la solución de los problemas de su comunidad. Además se ha considerado que sólo imitan comportamientos de los adultos y no construyen su identidad política porque no han encontrado los canales adecuados para esta interacción con los asuntos de su comunidad.
En México uno de los más numerosos grupos de población es el de adolescentes y jóvenes, sin duda representan todo un reto para ser atendidos por los gobiernos en sus tres niveles de ejecución, pero también un gran desafío en el campo de la construcción de ciudadanía, no solo en el ámbito de las elecciones, sino en lo político y social.
Actualmente las juventudes representan una generación diferente a las anteriores, ha tenido que desarrollarse en medio de los dictados de la globalización y de la revolución científica, tecnológica , del conocimiento y una pandemia. En nuestro mundo hoy en día se registran grandes y desiguales cambios económicos, sociales, técnicos y culturales. En donde sin duda buscan ejercer plenamente sus derechos humanos.
Esta generación de jóvenes posee más y mejor información para hacer frente a diversos aspectos de su vida, para tomar decisiones con mayor autonomía. Tienen al alcance de su mano datos del mundo en un segundo y se han desarrollado en la sociedad del conocimiento y con vertiginosos cambios en las tecnologías.
La formación ciudadana tiene como fin que en las comunidades existan ciudadanos dotados de habilidades sociales que les permitan una mejor convivencia y la construcción de sociedades democráticas donde los valores como la libertad, el diálogo, la justicia, la igualdad, la no discriminación, la tolerancia, la solidaridad y el respeto sean parte de su vida cotidiana, así como los principios democráticos y los derechos humanos.
Según estudios del Consejo Nacional de Población (CONAPO), entre los 15 y 24 años de edad, los individuos toman decisiones críticas para sus historias de vida personales, las cuales dan lugar a transiciones que implican cambios importantes en sus responsabilidades y papeles sociales y familiares.
Para la Organización de las Naciones Unidas, los jóvenes son todas aquellas personas que tienen entre 15 y 24 años. Dicha definición fue acuñada en 1983, y es aceptada universalmente. Para el caso de México según el Instituto Nacional de la Juventud el rango de edad que comprende a los jóvenes es de 12 a 29 años de edad.
Sobre cuánto participan los jóvenes en política son pocos los estudios que se han ocupado de este tema en nuestro país. Los hombres y mujeres que se encuentran en este rango de edad en su mayoría manifiestan desencanto o desinterés por la participación política, son pocos los jóvenes que se han organizado para lograr este objetivo o que han incursionado en las filas de algún partido político, y otros menos han sido los que han conseguido llegar a ser postulados y ocupar puestos de representación popular.
En la Encuesta Nacional sobre Cultura Política de los Jóvenes 2012, realizada por el Colegio de México, bajo la asesoría de Berumen y Asociados, se planteó que el objetivo que persiguieron al diseñarla era “conocer las percepciones y el grado de información de los jóvenes mexicanos sobre aspectos relacionados con el tema de cultura política. La población objetivo estuvo integrada por jóvenes residentes de áreas urbanas del país (76 ciudades y áreas metropolitanas más importantes) entre 18 y 29 años de edad”.
Según esta encuesta el 32% de los jóvenes mexicanos descarta contar con alguna ideología, 34% reconoce predilección por las telenovelas y menos del 1% se interesa por las secciones políticas de los diarios. En materia de participación ciudadana entre 90 y 97% de los jóvenes jamás ha sido parte de organizaciones culturales, estudiantiles, deportivas, artísticas, religiosas o vecinales, ni tampoco de partidos políticos o sindicatos, mientras que 86% considera que el voto es poco o nada efectivo para presionar a las autoridades.
Por otra parte, el Instituto Nacional Electoral en la Estrategia Nacional de Cultura Cívica (ENCCIVICA) 2017-2023, hace mención a un dato interesante, que la mediana de la edad poblacional de nuestro país es de 27 años, de ahí la importancia de considerar a los jóvenes como uno de los grupos objetivos para los planteamientos de esta estrategia.
La ENCCIVICA fue diseñada con el fin de crear las condiciones necesarias para que las y los ciudadanos se apropien del espacio público en un sentido amplio y, con ello, contribuir al fortalecimiento de la cultura democrática. En este sentido, se espera que su implementación de buenos resultados y se registren datos sobre el cambio que se haya logrado generar en este grupo de edad que nos ocupa.
Sin duda las instituciones de nuestro país, necesitan generar mecanismos para motivar a las juventudes, es urgente brindarles condiciones y oportunidades de vida que propicien el desarrollo pleno de sus potencialidades y rompan con la inercia que están viviendo, además de que contribuyan a la construcción de una mejor nación donde sus puntos de vista y acciones sean tomados en cuenta.
Es necesario que México enriquezca su cultura política, que se establezca un verdadero sistema democrático, en el que sus habitantes sean ciudadanos y ciudadanas responsables, conscientes de sus derechos, pero también de sus obligaciones, que se involucren en la solución de los problemas de su comunidad, dejando a un lado el individualismo exacerbado que caracteriza a nuestra sociedad, haciendo a un lado también la indiferencia y la indolencia frente a los problemas de los demás.
Finalmente hacemos votos porque no se vuelvan a presentar hechos tan lamentables como el ocurrido el pasado sábado en un estadio de futbol en la ciudad de Querétaro, se requiere construir una ciudadanía con un enfoque de paz, de respeto y basada en los derechos humanos.