Por Ruby Soriano
El salvajismo y la barbarie en sus máximas expresiones se dejaron sentir la noche del sábado en el estadio Corregidora en Querétaro, donde el enfrentamiento entre las barras de Los Gallos Blancos y de los rojinegros del Atlas, nos dio una muestra de la brutalidad que inunda al fútbol mexicano.
Al estilo de las barras bravas argentinas, en Querétaro, pseudoaficionados de Los Gallos Blancos dieron una muestra atroz de la violencia que puede inundar a los estadios, frente a la ausencia de elementos policiacos que garanticen la seguridad de los aficionados.
La brutalidad de los videos donde se aprecian los golpes a aficionados del Atlas, testifican que en el deporte nacional algo se pudrió desde hace mucho.
Es un secreto a voces que all balompié mexicano mudaron las mafias futboleras que clonaron el estilo sudamericano, donde reciben dinero de los propios clubes para mantener una “afición letal” que funge como mercenaria para intimidar o provocar desmanes, cuando así convenga a todos los involucrados.
En el futbol mexicano los intereses mueven porterías y resultados, es una triste realidad. Pero más allá de ello, también es cierto, que los estadios son tierra de nadie.
Muchos clubes pagan a los gobiernos estatales el envío de elementos policiacos a sus estadios.
Sin embargo, lo que hemos visto es que las policías se mantienen impávidas cuando inician las grandes broncas entre las barras de aficionados.
Querétaro marca un negro precedente pero también la advertencia de que el fútbol nacional requiere replantear las medidas de seguridad en los estadios.
Las redes sociales nuevamente rebasaron a las fuentes oficiales, pues mientras el gobernador queretano Mauricio Kuri salió a decir la típica frase de: “Aplicaremos todo el peso de la ley a responsables”, en las redes sociales se compartían las imágenes de varios de los agresores.
Niños, mujeres, gente de la tercera edad huyendo de un estadio donde supuestamente se asiste para presenciar un espectáculo deportivo.
Si bien todos estos actos obedecen a la violencia de provocadores que disfrazados de aficionados entran a los estadios para delinquir, es urgente poner un alto a esta impunidad, cuya violencia se deposita en una cancha de fútbol.
#FútbolSinViolencia
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