
Por Ruby Soriano
Cuando un gobierno ejerce su mandato a decretazos es una pésima señal de su peligrosa tentación de imponer voluntades sobre el pleno ejercicio de las leyes.
Pocas horas duró la celebración en la cuarta transformación, luego de la resolución emitida por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dada a conocer la noche del pasado viernes donde invalida el decreto aprobado en la cámara alta, una vez que viola los plazos para entrar en vigencia, mismos que deben responder a 90 días de anticipación.
Los funcionarios y el mismo Presidente del país Andrés Manuel López Obrador quedan imposibilitados para hacer todo tipo de promoción sobre la llamada consulta de revocación de mandato.
A menos de un mes de realizarse la citada consulta, el tablero de ajedrez se movió drásticamente para advertir sanciones en caso de violarse la disposición.
Es de lamentarse que antes de la resolución del tribunal, la cargada morenista y sus satélites, hayan impuesto en el Senado de la República un decreto para que funcionarios públicos, pudieran promover la consulta de revocación de mandato presidencial a realizarse el próximo 10 de abril.
El acto fue por demás corrompible, con el que se pretendió que los empleados de todos los niveles de gobierno afines al partido y al Presidente Andrés Manuel López Obrador, pudieran usar esas tribunas para promover al mandatario, muchas de las cuales pagamos con nuestros bolsillos.
Está más que visto, que este llamado ejercicio ciudadano es un mero pretexto de egolatría de un mandatario que aprieta las tuercas de los poderes constitucionales, para imponer un absolutismo de voluntades.
Mirar el comportamiento de los senadores morenistas confirma que la actual cargada del Presidente cumple con el cometido de disfrazar la democracia con actos que rayan en la autocracia.
En el país sabemos que la revocación de mandato responde a un capricho presidencial donde hoy le representa una prioridad, sobre todo cuando se trata de comprobar cuántos votos conserva el Presidente AMLO luego de la arrasante cifra de 30 millones que obtuvo en las urnas en 2019.
El Presidente está muy lejos de irse con y sin revocación de mandato. Estamos frente a un gobierno de mandato único donde lo que importa es comprobar que el “Mesías” de la Cuarta Transformación mantiene una elevada popularidad tras los golpes recibidos por presuntos escándalos de corrupción.
La llamada consulta para revocar el mandato presidencial será una lucha interna de estructuras morenistas, donde los alfiles de las diferentes tribus surgidas al interior del partido del Presidente, medirán fuerzas para celebrar o reprimir sus resultados, no así para una sociedad muy polarizada que cada vez muestra una mayor desconfianza frente al ejercicio del poder vigente.
El domingo 10 de abril en el calendario católico es domingo de ramos y en el pagano es el inicio del periodo vacacional como parte de la semana mayor.
La pregunta es ¿cuántos ciudadanos verdaderamente convencidos de ir a emitir a favor o en contra su voto, gastarán su domingo de vacaciones para hacer fila frente a una urna?
El Presidente AMLO apuesta por una nutrida participación que responda al acarreo y operación que articulen los grupos morenistas, sin embargo las previsiones apuntan a que no habrá la afluencia masiva como el mandatario vaticina.
Si lo anterior se confirma, seguramente AMLO arremeterá una vez más contra el Instituto Nacional Electoral, justificando la baja participación a la guerra que contra él promueven “sus opositores”.
El país refleja un peligroso desgaste de poder no sólo en la figura del Presidente, sino en la credibilidad hacia todas sus instituciones y poderes que siguen actuando con la fragilidad que apunta al riesgo de cerrar aún más, los canales de pluralidad y expresión, donde se cuestionen los actos del absolutismo, al estilo de la cuarta transformación.
@rubysoriano @alquimiapoder