Por Ruby Soriano

El arribo de la LXV Legislatura del Congreso de la Unión se hace enmarcado por la paridad al reconocer la titularidad de 250 diputadas propietarias que representan el 50 por ciento del total de legisladores que integran esta cámara baja.
Sin duda es buena señal la llegada de un gran número de mujeres que con voz y votos habrán de influir en el futuro político y social del país.
Elijo apostarle al optimismo, sin que ello implique dejar de ver realidades que se tienen que transformar.
El arribo de muchas de estas mujeres a sus curules no fue resultado del “heroísmo patriarcal” que se vive en todos los partidos políticos, donde la frase “equidad de género” provoca escozor y algo más, a los dirigentes y operadores que siguen mirando con desdén la postulación de mujeres a cargos de elección popular.
Muchas de estas nuevas diputadas llegan a una curul donde habrán de librar varias y desgastantes batallas.
Y es que no es sólo enfrentarse a los opositores, sino es desafiar y tener que brincarse las trancas internas de sus propias militancias para no servir una más más, como carne de cañón, moneda de cambio político, cabezas sacrificables, porristas o “juanitas” que dejen el paso a las “sumisas” que puedan ser controladas por sus propias bancadas.
En este mosaico de mujeres se celebra abrir paso a esa diversidad que llama a reconocer los tiempos de una sociedad cuya representatividad debe dar cabida a todas las manifestaciones y preferencias.
Salma Luévano y María Clemente, las primeras diputadas transexuales arriban a las curules federales con la representatividad de Morena.
Son muchos los retos para estas 250 mujeres que llegan a una legislatura a la mitad del camino de un gobierno de izquierda quien buscará que su bandada le tienda la mesa para cerrar otra mitad del sexenio sin piedras en el camino.
La expectativa es alta sobre todo cuando se verá la garra femenina en el poder de la negociación y el cabildeo.
En la nueva legislatura q en estos momentos se instala en San Lázaro, 250 mujeres al poder. Que su representatividad se note no sólo en la paridad de una cifra, sino en la fuerza q tengan para legislar con autonomía y sin cuotas de poder.