
Por Ruby Soriano
Las mujeres son un capital político innegable a la hora de armar las llamadas agendas de género de ficción.
Si bien la llamada paridad de género en la política es ya un principio que forma parte de la democracia electoral y gubernamental, en la realidad, son pocas las mujeres que gobiernan, legislan, lideran y son quienes toman decisiones en las burbujas de los actuales gobiernos.
Los primeros en cuestionar y bloquear el desempeño y crecimiento de estas mujeres, son quienes disfrazan su machismo de feminismo de ornato, en discursos del día que no generan cambios reales al interior de sus partidos y estructuras de gobierno.
En los partidos políticos sin excepción, hace falta fortalecer la construcción de plataformas reales de y para mujeres, donde no intervengan “los padrinos”, el dirigente, los consejeros, el delfín y todos los hombres que detrás de bambalinas siguen decidiendo la unción de las mujeres en los cargos de poder.
Dicho lo anterior, es importante resaltar la iniciativa que a nombre de la Comisión de Género presentó en la pasada sesión del Congreso del Estado, el diputado Fernando Morales de Movimiento Ciudadano, en la que planteó la integración gabinetes paritarios en todos los municipios de la entidad.
La propuesta suena y se escucha como quisiéramos que fuera la realidad.
Sin embargo, la paridad de género tendría que iniciar desde el seno de los propios congresos locales, donde muchas mujeres siguen siendo “agentes emergentes” de sus propias bancadas para los bomberazos políticos que hay que enfrentar.
Y qué decir de los gobiernos que las nombran para garantizar mantenerlas “a raya” sin ninguna posibilidad de operar, declarar o actuar de manera autónoma.
Hay que decirle a Fernando Morales que no aplauda los gabinetes paritarios existentes a nivel Federal, cuando las mujeres del Presidente sólo acatan instrucciones.
Asimismo, hay que revisar la democracia participativa y de equidad de género al interior de los partidos políticos, donde las mujeres siguen siendo alfiles del Rey para cuidar los frentes de batalla.
Algunas mujeres también facilitan su autocensura al llegar a los cargos de poder.
Hace unos días, una mujer de la política local, me narraba cómo sus compañeras correligionarias se ponen un candado en la boca a la hora de contender en campañas o ejercer la gobernanza.
En Puebla y en el país, nos hace falta un largo camino para la construcción de esa llamada equidad que sigue siendo letra muerta en manos de dirigentes misóginos que sólo buscan lucimiento discursivo para aparentar lo que no son.
¿Cuántas mujeres de la política han sido bloqueadas por sus líderes desde el interior de sus partidos?
La lista es larguísima, y aquí no se salva ningún color ni sabor.
Así que menos ficción y más realismo en la igualdad con las mujeres.
@rubysoriano @alquimiapoder